martes, 16 de agosto de 2011

VERACRUZ MASACRADO Y ENDEUDADO...


Duarte de Ochoa busca soluciones contrarreloj


Primer acto: Datos de la Secretaría de Hacienda en poder del Congreso de la Unión advierten que 10 estados aglutinan 73% de las deudas con la banca múltiple, lo que constituye una “bomba de tiempo financiera” en materia de pensiones y jubilaciones, pues juntas registran 59% del déficit total de las 32 entidades federativas aun cuando concentran 48.5% de los recursos federales para salud, educación, seguridad, alimentación e infraestructura. La información precisa que en esta situación se encuentran el Distrito Federal, Estado de México, Nuevo León, Coahuila, Veracruz, Jalisco, Chihuahua, Michoacán, Sonora y Quintana Roo, al reportar el mayor nivel del endeudamiento en los últimos 15 años.Sin embargo, Veracruz, Michoacán, Quintana Roo y Coahuila lo hicieron a escalas superiores a 400% tan solo en los últimos 11 años.

En el caso de Veracruz, los pasivos crecieron en 69 mil 939.9%, con lo que se convierte en la quinta entidad más endeudada con 22 mil 607 millones de pesos, sin contar los 17 mil millones de pesos recién autorizados por el Congreso local para reestructurar justamente estos compromisos.

Segundo acto: De acuerdo con el último estudio presentado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), Veracruz es el estado donde más ha crecido el número de pobres con 600 mil, de los 3 millones 200 mil mexicanos que se sumaron a esta condición en 2010. También en rubros económicos se reportó que 48% de los veracruzanos que vive en zonas urbanas sobrevive con 2 mil 114 pesos al mes, y en las zonas rurales con mil 329 pesos mensuales, según el Instituto Mexicano de la Competitividad; este organismo consigna que el desempleo en la entidad a finales de 2008 alcanzó un nivel de 2.4%, es decir, 1.7% más que la media nacional.

Tercer acto: La noche del pasado viernes, el médico residente Irving Noé Hernández Díaz murió al quedar en medio del fuego cruzado cuando viajaba en su vehículo. Los asesinos escaparon a pie cuando eran perseguidos por agentes federales. El galeno, quien aún con vida pedía ayuda sin que nadie se detuviera a auxiliarlo, era residente del Hospital General del puerto de Veracruz. La tarde del domingo, un explosivo lanzado al Acuario de Veracruz, en plena zona turística, ocasionó la muerte de un civil y lesiones a una mujer y dos menores de edad. También en Veracruz, la Secretaría de la Marina reportó la desaparición de cuatro elementos, de quienes se sospecha fueron privados de la libertad por miembros del crimen organizado, según se lee en un comunicado de la dependencia.

Estos actos de la vida real son sólo tres ejemplos de los obstáculos a vencer en territorio nacional. El implicado directo por la ocurrencia de estos hechos es Javier Duarte de Ochoa, pero lamentablemente son sintomáticos de lo que viven gobernantes y ciudadanos en el resto del país, en mayor o menor grado.

El priísta Duarte de Ochoa es pues uno de los 32 “Virreyes” conminados a proponer alternativas de solución y obtener resultados, más allá de posturas oficiales, comunicados o declaraciones ante empresarios, medios o ciudadanía. Desde que asumió el cargo, en diciembre de 2010 tras vencer al panista Miguel Ángel Yunes Linares por 2.7 puntos porcentuales y decretarse la validez del proceso en el Tribunal Electoral federal, el abierto sucesor de Fidel Herrera Beltrán ha debido recomponer el camino en distintos momentos.

Al menos en las palabras, del mensaje inicial de resolver el rezago en oportunidades, se transformó en un “se hace lo que se puede, es peor no hacer nada”. En el intermedio, sin duda, existen esfuerzos de mejorar como los plasmados en el Plan Veracruzano de Desarrollo para el periodo 2011-2016, presentado en marzo pasado.

(¿Y no sería mejor conocer el detalle de estos documentos desde las campañas electorales, en donde parte de los recursos destinados a proselitismo sirviera para la elaboración de estos planes? Nos ahorraríamos sorpresas en las acciones de gobierno y conoceríamos las intenciones reales de los aspirantes a gobernar. Incluso de ser requisito de registro de candidaturas, evitaríamos improvisaciones y pérdida de tiempo).

Este Plan Veracruzano de Desarrollo (que puede consultarse en el link: similar al de otras entidades) corre el riesgo de quedar como una exposición de buenas intenciones, pues se marcan los ejes de desarrollo, pero se omiten los mecanismos para orquestar su irrefutable ejecución o medios de sanción por su incumplimiento. La manifestación de acciones a realizar quedan en el aire cuando los retos son apremiantes y el tiempo para actuar cada vez resulta más corto.

Es cierto que el mandato de Duarte de Ochoa apenas comienza y el beneficio de la duda debe concederse, pero no resulta cómodo cuando se trata de dar continuidad a una gestión, como extensión de los logros y la serie de retrocesos del gobierno anterior, encabezado por Fidel Herrera Beltrán.

A los retos financieros, de pobreza y subsistencia, y de inseguridad deben sumarse los ambientales, migratorios, de empleo, educación y salud, entre muchos otros. Ahí es cuando el tiempo no alcanza.

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