José Gil Olmos
MÉXICO, D.F., 1 de mayo (Proceso).- Denuestos, libelos, filtración de documentos y encuestas, desvío millonario de recursos... Todo esto forma parte del arsenal que utilizan panistas y priistas en Veracruz en su lucha por conquistar la gubernatura que se diputará el próximo 4 de julio. En tanto que el priista Javier Duarte se empeña en difundir las fichas negras de los colaboradores de su adversario Miguel Ángel Yunes, este neopanista pendenciero sostiene que sacará al PRI del gobierno y vencerá también a su acérrimo enemigo: Fidel Herrera.
Aunque pareciera una topada huapanguera, en la que uno de los contendientes busca superar al contrincante por medio de una versada filosa y mortal, en el caso de Veracruz las cosas no son así.
El panista Miguel Ángel Yunes y el priista Javier Duarte protagonizan un combate sin reglas en el cual recurren a todo –la descalificación política, el uso de recursos públicos y de programas oficiales y hasta el espionaje– en su desaforada campaña por ganar la gubernatura en los comicios del próximo 4 de julio.
En este duelo Yunes se enfrenta también al gobernador Fidel Herrera, su rival desde hace una década y con quien ha llegado incluso a los golpes. Sus diferencias se avivaron en este proceso electoral, en el que habrá cambio de gobernador, así como de presidencias municipales e integrantes del Congreso veracruzano. En sus diatribas, uno y otro se acusa de sostener presuntos vínculos con el narcotráfico.
En la campaña presidencial de 2000, el candidato priista Roberto Madrazo convocó a Herrera y al coordinador de asesores de Diódoro Carrasco en la Secretaría de Gobernación. Contra Yunes había en esa época una acusación en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF).
Según la querella, Yunes afirmó en sendas cartas que funcionarios de dicha procuraduría habían visitado a Luis Gabriel Valencia, principal sospechoso en el asesinato de Francisco Stanley, cometido el 7 de junio de 1999 en el sur de la Ciudad de México. Las imputaciones resultaron falsas.
En una reunión de trabajo a la que Madrazo había convocado a Yunes y Herrera en el 2000, ambos veracruzanos se liaron a golpes debido a una vieja rencilla. Años antes, durante un vuelo, Fidel Herrera se expresó con críticas acerca de Yunes, pero no se había percatado de que el hijo de este último lo había escuchado.
En 2004, cuando Herrera fue ungido como candidato a la gubernatura Yunes montó en cólera, pues se sintió desplazado. Incluso tomó la decisión de abandonar el PRI al año siguiente. Había militado durante tres décadas en ese partido. Tras su renuncia se incorporó al gobierno de Vicente Fox como subsecretario de Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Seguridad Pública.
De la mano de Elba Esther Gordillo, en 2006, se convirtió en secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, y más tarde, a raíz del triunfo de Felipe Calderón, en director del ISSSTE. Desde entonces comenzó a preparar su lanzamiento como candidato del PAN al gobierno de Veracruz.
Y fue el 18 de febrero último cuando el PAN se pronunció por él, lo que ocasionó un cisma en el panismo veracruzano. Inconforme, Gerardo Buganza, el candidato perdedor, dejó la militancia blanquiazul...
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