martes, 10 de agosto de 2010

El sexenio inestable de Fidel Herrera

En Fidel Herrera, reencarnaron varios gobernadores.

Como Fernando López Arias y Rafael Hernández Ochoa, Fidel ha formado a una generación de jóvenes políticos.
Como Hernández Ochoa, Fidel gusta del rancho y los caballos y los olores del campo, a tal grado que tiene hasta un establo con caballos sementales, en Nopaltepec.
Como Agustín Acosta Lagunes, es un genio financiero que apostó por la bursatilización y va por la segunda, pero también, es marrullero.
Como Fernando Gutiérrez Barrios, es un calculador político que mira hacia el futuro inmediato, y si don Fernando estuvo en la antesala de la candidatura presidencial, Fidel también se aproxima.
Como Dante Delgado Rannauro, Fidel es hiperactivo y nunca se cansa, y aun cuando está a cuatro meses de finalizar el mandato, sigue exprimiendo cada minuto.
Como Miguel Alemán Velazco, también fue dotado con sensibilidad empresarial, pues como dijera Carlos Hank González, el poderoso fundador y padrino del grupo Atlacomulco, ‘‘político pobre... es un pobre político’’.
Y sin embargo, Fidel creó y recreó un estilo personal de gobernar, moviendo las fichas de su tablero y cambiando a su gente de acuerdo con las circunstancias y los hechos.
Así, del gabinete que iniciara el primero de diciembre de 2006 a su lado, únicamente 4 secretarios encargados del despacho continúan al frente del escritorio, pues el resto fueron relevados, ya porque se promocionaron a un cargo de elección popular, y/o de plano, porque dejaron de servir al proyecto fidelista, o porque fueron desleales.
Es más, a unas semanas de concluir el mandato, Fidel ha anunciado más cambios, porque la política es rotativa y dinámica.
Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez, en la Secretaría General de Gobierno; Víctor Adolfo Arredondo Alvarez, en Educación; Carlos García Méndez, en Desarrollo Económico, y Juan Humberto García Sánchez, en Desarrollo Agropecuario, son los cuatro marineros que siguen en el barco fidelista, y quienes, y aun cuando el gobernador de Veracruz ha anunciado (una vez más) que habrá cambios, ellos mismos esperan terminar el viaje.
Incluso, el doctor Víctor Arredondo, estoico, como es, aguantó que se hiciera escarnio público de su persona, como cuando en una junta en palacio le dijeron que si deseaba ganar más dinero... diera clases en la Universidad Veracruzana, donde, como rector, cobraba 140 mil pesos mensuales.
Y ni así renunció a la dependencia.
De allí en adelante, todas las secretarías del gabinete han estrenado nuevos titulares, hasta en 3 y 4 ocasiones.


TRAPECISTAS DEL PODER


En algunos casos, con escándalos, como ha acontecido en la Secretaría de Comunicaciones, donde el sexenio fuera iniciado por Juan Felipe Aguilar de la Llave y continuado por Raúl Zarrabal padre, quien provenía de la dirección de la Junta de Caminos, y quien saliera del paraíso cuando se empeñara en seguir erigiendo obra pública, como puentes, a través de su compañía constructora.
Incluso, en los pasillos palaciegos se afirma que Zarrabal padre despertó el celo del jefe máximo cuando se sentía candidato a gobernador y tenía un equipo de reporteros y columnistas a su servicio.
Marcos Theurel, del equipo político de Carlos Brito Gómez, el cacique sureño, relevó a Zarrábal en el cargo, pero el puesto únicamente sirvió para trabajar la candidatura a presidente municipal de Coatzacoalcos y tomar la estafeta de su cuaderno, Marcelo Montiel Montiel, el alcalde en funciones, que lo ha sido por segunda vez.
La Secretaría de Comunicaciones, convertida en agencia de colocaciones políticas, sirvió para que a un año del fin del sexenio, Fidel acomodara al ex convergente, Guillermo Herrera Mendoza, a quien no tan sólo otorgó el cargo, sino además, le obsequió una notaría pública, cooptando así al senador Dante Delgado Rannauro, propietario del partido político, Convergencia, a quien Herrera Mendoza debe toda su formación política.
El mismo tobogán político experimentado en la Secretaría de Comunicaciones del Fidelismo, se ha vivido en la Secretaría de Desarrollo Regional, con cuatro cambios.
Primero, fue ocupada por Leonor de la Miyar Huerdo, ex exposa del ingeniero Bernardo Silva, quien comenzara en política en el gobierno de don Rafael Hernández Ochoa, en aquel tiempo en que Fidel Herrera despachaba, además de diputado federal, como ministro sin cartera, todo, por haber destapado a don Rafael como candidato a gobernador, cumpliendo órdenes del presidente Luis Echeverría Alvarez.
Después, otra mujer siguió al bat, Silvia Domínguez, quien se había quedado con la curul de Fidel en la Cámara de Senadores, aguantando vara.
Luego, y cuando Fidel ya había decidido la sucesión con Javier Duarte de Ochoa, ascendió a su amigo desde hace 30 años, Ranulfo Márquez Hernández, al cargo, como un premio de consolación, y quien ahora termina con la presidencia del CDE del PRI, luego de una derrota ignominiosa en que el partido tricolor perdiera 129 alcaldías y 25 curules en el Congreso local.
Así, la Secretaría de Medio Ambiente fue entregada al subsecretario Alonso Martínez Ferráez, el cuarto al bat, y a quien corresponderá cubrir todos los entuertos.
Comunicaciones y Desarrollo Regional son las dos secretarías del Fidelismo con mayores turbulencias, lo que se explica a partir de que la primera se encarga de la obra de infraestructura, donde se manejan altos intereses, traducidos, por ejemplo, en dedazos para constructoras y en el diezmo y el doble diezmo que los empresarios pagan a quienes los favorecen.
De todo el gabinete Fidelista, únicamente una, Carolina Gudiño Corro, desempeñaría, a su vez, 4 cargos públicos en menos de un sexenio.
Primero, como directora del Instituto de la Mujer, que dejaría inconcluso. Segundo, como diputada local, escaño al que renunciaría para convertirse en diputada federal, y en donde nadamás duraría 4 meses, por cierto, con un suntuoso informe de labores. Y la candidatura a la presidencia municipal de Veracruz, donde rebasaría con apenas 203 votos a su adversario, el panista Julio Saldaña Morán, luego de contabilizar voto por voto.
El único antecedente de tanto cambio ocurrió en el sexenio de Agustín Acosta Lagunes, cuando en la dirección de Industria y Comercio desfilaran 5 funcionarios, a saber, José Lizardi, quien muriera en un accidente automovilístico; Rafael Arias Hernández, que fuera promovido como jefe de prensa; Rafael Morton, el ingeniero Manuel Avonce Ferrandón y el contador Mario Tejeda Tejeda.

VENDAVALES AL ROJO VIVO


En 6 dependencias, el gober decidiría, en cada una, 3 cambios fogosos.
En la Secretaría de Finanzas y Planeación, comenzaría con Rafael Bernardo Murillo Pérez, quien desempeñara el mismo cargo en el sexenio de don Rafael Hernández Ochoa.
Luego, seguiría en el mando el subsecretario, Javier Duarte de Ochoa, desde donde construiría su candidatura a gobernador, primero, resolviendo todos los problemas que llegaban sin causar un dolor de cabeza a Fidel, y segundo, acatando todas las órdenes del jefe máximo.
Después, entraría al quite Salvador Sánchez (el tercero en el bat), cuñado del senador Manlio Fabio Beltrones, y quien había venido aplicando el principio francés de ‘‘dejar hacer y dejar pasar’’ como estrategia de sobrevivencia.
Salvador Sánchez ya tiene, por lo pronto, el enlace con el Duartismo, en Tomás Ruiz González, ex subsecretario de Hacienda en dos ocasiones, ex diputado federal, ex líder del partido de Elba Esther Gordillo, el Panal, y frustrado precandidato alemanista a la gubernatura en el 2004.
Mientras Escobar Pérez se ha mantenido los 6 años en la Secretaría General de Gobierno, en la subsecretaría, los vendavales han estado al rojo vivo.
Primero, el sexenio inició con Héctor Yunes Landa, quien venía del Alemanismo gracias a su padrino, el senador Manlio Fabio Beltrones.
Yunes Landa dimitiría al cargo para brincar al Congreso local como diputado, desde donde pretendió amarrar la candidatura a gobernador, pero desde la oposición interna, en que cuestionara la democracia fideliana.
‘‘Yunes II’’ fue relevado por Francisco Portilla Bonilla, otro Hernándezochoísta que fuera procurador de Justicia, luego de la renuncia del maestro Lorenzo Cazarín por la matanza de campesinos en un poblado de Martínez de la Torre, y que luego de ser premiado con una curul en la Legislatura, volvió a sacarse la lotería con la candidatura a presidente municipal (por segunda vez) de Córdoba, la tierra de Javier Duarte.
En el último tramo del mandato llegaría a la Subsecretaría, Marlon Ramírez, quien desde allí, inspirado en Yunes Landa, peleó la candidatura a la alcaldía que desde tiempos inmemoriales estaba escriturada para Carolina Gudiño Corro, al grado de que perdiendo la forma política se atrevió a pedírsela al gobernador.
En el sexenio de Rafael Murillo Vidal, Manuel Carbonell de la Hoz, permaneció los 6 años como subsecretario de Gobierno y durante algunas horas fue candidato del PRI a la gubernatura, pero Jesús Reyes Heroles, líder nacional del partido tricolor, lo derrocó, y el diputado federal, Fidel Herrera Beltrán aprovechó el limbo político para lanzar a su compañero de curul, Rafael Hernández Ochoa.


TRAMPOLÍN POLÍTICO


La Secretaría de Salud ha servido en el último sexenio como trampolín político.
El barco partió con el doctor Jon Rementería Sempé, apadrinado por Gilberto Torra Bravo, al que se le calcula la propiedad de entre 40 y 50 gasolineras, presidente de la Unión de Gasolineros, sobrino de Víctor Bravo Ahuja, secretario de Educación con Luis Echeverría Alvarez y amigo de Fidel Herrera, a quien como gobernador facilitara (sin costo alguno) un terreno a la altura de Mocambo, en Boca del Río, para helipuerto, pues el anterior concesionario, Mauro Loyo Varela, lo había clausurado.
Trepado en el poder, Rementería Sempé soñó con la alcaldía jarocha, para tomar la estafeta de su primo, el panista Julen Rementería, los dos hijos de españoles, el grupo europeo que ha usufructuado el poder en el primer municipio fundado en tierra firme de América Latina por Hernán Cortés.
Después, seguiría en el mando el doctor Manuel Lila de Arce, quien de igual manera, mordido por la víbora política, peleó la candidatura a diputado local por el distrito de Tierra Blanca, su tierra.
Ahora, en el último tramo, despacha el doctor Fernando Intrigas (así le llama Mauro Loyo Varela, secretario de Salud en el Alemanismo), y que soñaba con la alcaldía y/o diputación de Cosamaloapan, pero quedó en la recta final.
En la Procuraduría de Justicia habría otras tormentas políticas.
El sexenio empezaría con Pericles Namorado Urrutia, quien venía desde el Alemanismo, para que así el gober tomara espacio y tiempo y propusiera al Congreso la candidatura del chirinista Salvador Mikel Rivera, pero fue torpedeado por la oposición azul.
En su lugar entraría Emeterio López Márquez, ex presidente del Instituto Electoral de Veracruz, que calificara la elección de gobernador en el 2004, y por tanto, fuera premiado.
López Márquez, un evangelista de tiempo completo, sería relevado por Mikel Rivera, cuando en la Legislatura había ya vientos favorables, y quien a la fecha sigue investigando el asesinato de 9 periodistas en el transcurso del Fidelismo, entre ellos, el caso de Evaristo Ortega, desaparecido en Acultzingo, su pueblo, cuando, se afirma, fue levantado por error por estar acompañando a un (presunto) narco de la región....


Luis Velásquez Rivera / Veracruz / 09 de Agosto del 2010

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