Un soldado vigila luego de un enfrentamiento con individuos armados en Veracruz, el domingo pasado. El tiroteo dejó tres muertos y al menos 12 heridosFoto Reuters
Por: Gustavo Castillo y Jesús Aranda
Los cables de Wikileaks en los que la embajada de Estados Unidos en México descalifica la labor de los militares en el combate al narcotráfico evidenciaron la acción injerencista de las agencias estadunidenses de seguridad y contra el tráfico de drogas y armas, que pretenden ordenar a las fuerzas armadas nacionales cómo, cuándo y dónde actuar contra el crimen organizado, señalaron fuentes castrenses.
Añadieron que si bien los cables de la embajada que aún encabeza Carlos Pascual lastimaron la relación
con el gobierno del país vecino, los militares y marinos tienen claro que una cosa es lo que hace y valora la representación diplomática y otra los canales de comunicación y colaboración entre las fuerzas armadas de ambas naciones.
Oficinas como la agencia antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés), afirmaron, transmiten información al gobierno mexicano sobre la ubicación de cargamentos de droga o sobre la detección de capos del narco. Después los funcionarios estadunidenses pretenden que el Ejército o la Armada actúen prácticamente a sus órdenes e implementen operativos de inmediato.
Sin embargo, subrayaron, el Ejército y la Armada tienen su forma de proceder cuando reciben información de una agencia internacional, y lo primero que hacen es verificar los datos recabados y contrastarlos con la información de inteligencia con que cuentan para entonces tomar una decisión.
Esta forma de actuar de los militares mexicanos, añadieron, fue lo que generó inconformidad entre el personal de la embajada. El caso más patente fue cuando los marinos ubicaron y eliminaron a Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, Morelos, en diciembre de 2009.
Como después se conoció, los diplomáticos se quejaban de que las agencias estadunidenses entregaron antes información al Ejército sobre el paradero de El jefe de jefes, y señalaron que los militares no actuaron a tiempo; en cambio, cuando dieron la información a los marinos, éstos sí se movilizaron.
Este comentario tampoco gustó a los marinos, pues, según fuentes navales, ya seguían la pista a Beltrán Levya, y si bien recibieron información de las agencias del país vecino, la Armada tenía un trabajo adelantado, lo que permitió realizar el operativo en que murió el capo.
Según las fuentes consultadas, lo anterior quedó claro en el cable 09MEXICO3195, que critica duramente la actuación de las fuerzas armadas, y concluye que la Operación Chihuahua –la cual descansó fundamentalmente en un despliegue masivo de militares– fracasó por la ausencia estratégica y operacional de inteligencia.
En esa información revelada por La Jornada se señala que “desde ese momento –noviembre de 2009– la Secretaría de Seguridad Pública está en la mira de los funcionarios estadunidenses. Se le considera un jugador de grandes ligas, capaz de aprovechar las recientes reformas legales y de solicitar información a las compañías telefónicas directamente, saltándose a la PGR”.
En contraste, apuntan que la Sedena, “que tiene unidades de inteligencia bien establecidas, con capacidad de señalar el paradero de los capos de los cárteles, no comparte su información con otras instituciones antinarcóticos desplegadas en el terreno”. Cita particularmente Ciudad Juárez. En un encuentro con funcionarios estadunidenses, el secretario de Defensa, Guillermo Galván Galván, no manifestó interés en alentar la cooperación con otras dependencias, apunta.
Militares y marinos insistieron en que tienen claro que una cosa es la relación con sus contrapartes estadunidenses y otra las apreciaciones personales
que tengan los diplomáticos basados en las consideraciones de las agencias anticrimen, acostumbradas a trabajar a su manera.
En la nueva edición de la revista Ágora, publicada por el Comando Norte de Estados Unidos, se publica una entrevista con el almirante James A, Winnefeld Jr. El militar se refiere a su nueva responsabilidad y destaca:
Con nuestros socios mexicanos, que trabajan con tanto valor para contrarrestar esta amenaza (narcotráfico y crimen organizado) a su nación, tenemos la misión específica de prestar asistencia a la Secretaría de la Defensa y la Secretaría de Marina en las funciones de suma importancia que les asignó el presidente Felipe Calderón en esta lucha.
Por otra parte, fuentes castrenses señalaron que en las reuniones del gabinete de seguridad nacional los militares han externado su molestia con la información publicada, en espera de que el Ejecutivo federal salga a dar la cara por los militares mexicanos, ya que ellos por disciplina no están en condiciones de iniciar una polémica pública.
Según funcionarios consultados, los canales adecuados para levantar la voz contra la intromisión de la representación diplomática serían la Secretaría de Gobernación o la cancillería.
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