Las teclas se han silenciado y la música se detuvo.
El maestro Eugenio Toussaint nos ha dejado. Y lo ha hecho con un silencio ensordecedor, por repentino, por irreversible, por definitivo.
Eugenio Toussaint cierra la partitura con 56 años cumplidos el pasado 9 de octubre. Libra, el signo de la balanza.
Parece apropiado para alguien que, como él, siempre pudo equilibrar su talento para distintos géneros musicales teniendo como fiel de dicha balanza la creatividad, el trabajo duro y su inagotable talento musical.
Músico autodidacta, después de un fugaz paso por la Facultad de Arquitectura en la UNAM, Eugenio comenzó a los 18 años su carrera musical como parte del grupo Odradek.
Convencido ya de que la música era su vocación funda en 1976, junto con sus hermanos Enrique en el bajo y Fernando en la batería, el grupo Sacbé uno de los más influyentes del jazz en México con el cual grabó los discos Sacbé y Selva Tucanera.
Su exitosa carrera lo llevó a emigrar en 1979 a Estados Unidos junto a su banda. Allí continuaron grabando como Sacbé mientras Eugenio estudiaba con diversos maestros y perfeccionaba su técnica en el piano y la composición.
Después de trabajar como director musical de Paul Anka y Herb Alpert, Eugenio Toussaint decide regresar a México en 1986 y comienza a demostrar su talento como compositor de música de concierto.
Sinfonías, música de cámara, poemas sinfónicos, piezas temáticas y hasta ballets forman parte de lo que hoy deja de ser obra y, tristemente, se convierte en legado. Y, aunque el piano siempre fue su primer amor, exploró infinitas combinaciones de instrumentos en su quehacer musical.
Su música se basaba muchas veces en sus vivencias y experiencias sensoriales. Por ejemplo su disco de jazz más reciente titulado “Oinos. Música para Beber Vino” musicalizaba su pasión y profundo conocimiento de la enología.
Además de ser un gran músico, Toussaint también se preocupó, como director de la Academia Fermatta, por transmitir sus conocimientos a todos los jóvenes músicos que quisieran aprender y publicó varios libros de piano.
Hoy nuestros oídos no soportan el silencio. Esas manos de las cuales salían sonidos dulces, majestuosos y potentes están hoy quietas para siempre. Y el piano ya no suena.
Descansa Eugenio, descansa maestro Toussaint.
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