Del primero de julio para acá nuevos aires soplan en Veracruz.
Y es que tras las presidenciales, aislados escarceos de violencia y
 acciones del crimen organizado se han suscitado a lo largo del 
territorio veracruzano. Las mafias delincuenciales no encuentran asiento
 y  han estado migrando del corredor veracruzano a Córdoba, Xalapa y el 
sur de la entidad.
No pueden afortunadamente apoltronarse.
Y aun cuando las acciones  delictivas no han cesado del todo, sí  
se percibe un estado de equilibrio. Los patrullajes de la policía 
estatal de las ciudades con el apoyo  del Ejército y la Marina Armada de
 México, transmiten certeza y seguridad.
Del lado del gobierno que encabeza  Javier Duarte, las políticas 
públicas recobran fuerza, aliento, ánimo. Los programas  sociales más 
que relanzados, se han sumado  a la continuidad de los educativos, de 
salud y los relacionados al empleo y economía.
Veracruz se destensa y sale adelante de los momentos difíciles  por
 los que atravesó en los últimos 15 meses. Acoso solo persiste la 
rémora  de quienes sueltan rumores, chismes y presuntos futurismos que inopinadamente circulan  por los sótanos del poder y en el ámbito de la opinión pública.
Mentes perversas arañan desestabilizaciones, y versiones insanas de
 que Javier Duarte se va a México para incorporarse al gabinete  de 
Enrique Peña Nieto, y que entra al quite ni más ni menos que Héctor 
Yunes Landa.
¿Es Yunes Landa el mismo que filtra la especie?
En todos los tonos y sentidos, el propio mandatario ha dicho  que 
fue electo para gobernar seis años, y que su única y más importante 
responsabilidad es con los veracruzanos, por quienes fue electo, pero 
no. Oídos sordos traducen deseos e intenciones.
Veracruz es una entidad estratégica para el resguardo nacional; uno
 de los tres estados más ricos del país, granero de la nación; segundo 
destino turístico del país, albergue del energético y de los más ricos 
recursos naturales. Es a no dudar, tierra de libertad, estirpe literal, y
 de señalada historia de heroísmo.
¿Alguien  es su sano juicio podría cambiar  todo ello por una 
carrera de gobierno  de segundo nivel? Y sería de segundo nivel ya que 
las estrategias de la cúpula que deciden el futuro de México, ya que las
 tiene comprometidas y anunciadas el señor Enrique Peña Nieto, al dar a 
conocer a su equipo de transición, en donde por ciento, no aparece el 
señor Javier Duarte por más que se hurgue e indague.
Quienes no tiene contemplado un AS bajo la manga que se llame  
Javier Duarte, o el más mínimo golpe de sorpresa con una incorporación 
intempestiva. Entonces. ¿A que andar soltando rumores de que el 
mandatario veracruzano se va al centro?
Y lo más importante:
¿A quien le conviene soltar ese tipo de perversiones? ¿a los Yunes?
 La verdad es que a estas alturas no se sabe sí hay Yunes buenos o 
malos, pero sí detectados los enclaves que dan lugar a ese rumor, al 
“Radio Bemba”.
Veracruz, desde el arribo de los reaccionarios a Los Pinos en el 
2000, ha vivido tiempos aciagos: ha sufrido severas agresiones, injustos
 rumores presupuestales, entrega  tardía de recursos,  mínimos apoyos  
federales para atender desastres naturales.
Nos han despreciado, nos han querido minimizar y lanzado al crimen 
organizado a nuestra tierras, donde han venido a dirimir disculpas 
feudales que desde las invasiones extranjeras no habíamos tenido en esta
 tierra.
A Miguel Alemán, Fidel Herrera y Javier Duarte les ha toca lidiar 
con personajes de poder como Vicente Fox y Felipe Calderón, uno torpe y 
el otro necio y amargado.
No ha sido fácil.
¿Por qué habla de apetitos chilangos, como esas vaciladas de que 
Duarte se va al DF, cuando la barca apenas se está enderezando y el 
viento está a su favor? ¿Es que cuando viene la buena, ahora sí quitarse
 y darnos chance? Muy lineal esa estrategia; es el infantilismo de la 
política, dicta que rumbo hacer al tercer y cuarto año de todo gobierno 
 es cuando el poder se consolida. ¿Por qué tendría  Duarte que darse un 
balazo al pie?
Y está muy bien que la política sea Kafkiana, pero ¿y el sentido común?
Duarte  por muy novato que haya arrancado, ha tenido dos años 
intermitentes, pruebas de fuego, y a querer o no, ha tenido que 
aprender  con la rudeza de la adversidad, nadar a contracorriente, 
soportar la presión del pasado reciente y sus funestas herencias con ese
 presunto minicallismo y lidiar con el presunto fuego amigo y el 
enemigo, con la propia federación y con la bola de holgazanes y 
desleales cercanos, de los cuales se ha ido deshaciendo uno a uno.
A escasas semanas habrá de rendir su segundo informe, el segundo de
 seis, y no asoma ningún visto de que esté haciendo maletas, o que se 
ánimo y esté enfocado  en irse a chambera a México, o entregarle la 
estafeta a ¡Héctor!, ¿por favor? Hace mucho que murió Lutero.
En política  hay reglas no escritas, por si mandatos supremos, y 
Veracruz es un estado libre y soberano ligado a la república por un 
pacto federal que decide por sí mismo su destino, nadie muere en la 
víspera y el gobierno de Duarte, a vistas, no se acaba hasta que se 
acaba. Tiempo al tiempo.
Pequeñeces.
Y sí de rumores hablamos, habría que dar paso a uno que dice que el
 senador priista  Héctor Yunes está  en la antesala  de ocupar la 
dirigencia nacional de la CNOP, según rumor soltado  por los propios 
yunistas.
El legislador ha ligado de por vida a Manlio Fabio Beltrones, y el 
mismo gobernador Javier Duarte no vería con malos ojos  que el señor 
Yunes se entretenga con su jueguito en el DF.
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