Hace tres años que las ardillas no venían a esos
árboles que las parieron, el naranjo solo recuerda a una sola, pero hoy
están alegres esos troncos frondosos! Este verano
a pesar de venir muy mojado, trajo dos ardillas más; una delgadita con
ojos de lucero y un machito con espalda ancha, como el de un titán.
Cruzaban
corriendo, saltando de rama en rama, comiendo mangos de bola, aguacates
del temporal, probando las hierbas del campo para digerir bien el
vacacionar.
Las ardillas son de allí, de esa
rama, rama inmortal. Vendrán en la otra temporada a correr el patio, a
pegar de brincos y las noches soñar.
E.P.
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