Papantla, Ver/“Desde niño veía a los voladores, con mucha admiración y respeto y supe que de grande a eso me dedicaría. Luché por convencer a mis padres que esa era mi vocación y mi deseo, y lo logré, porque no querían, les estremecía la idea de verme en lo alto tocando la flauta y el tambor”.
Así describe Anastasio Tiburcio Santiago, el “profe Tacho”, su pasión y vocación por las alturas.
A la fecha, lleva ya 31 años de ser un volador, caporal, huahua, negrito y flautista. Es uno de varios voladores que aún preservan la tradición de sus ancestros, los totonacas y lo transmiten a las nuevas generaciones. Un danza reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Intangible.
De voz firme y pausada, a 51 años, asegura haber formado a muchas generaciones de voladores, utilizando la pedagogía y su vocación de profesor afuera de las aulas para enseñarles a los niños el “digno significado que tiene en el mundo ser volador, ser papantleco”.
Porque ser volador, subraya, es ser por naturaleza de “un espíritu libre, noble y entregado a este arte que mucho tiene de misticismo, religión y sobre todo respeto”.
“Los voladores somos espíritu libre, noble y entregados a este oficio, podemos sentirnos grandes y ser grandes pero nunca para desdeñar ni hacer menos a nadie. Ser volador es formar parte de uno de los símbolos más importantes y reconocidos de México en el mundo entero”.
Sobre los integrantes que conforman la danza del volador, Anastasio Tiburcio Santiago explica que el caporal es el volador que toca la flauta de carrizo y el pequeño tambor en la punta del palo sagrado en el ritual del vuelo.
Asimismo, ser huahua es ser un ave que vuela en torno al sol, y que invoca a los cuatro elementos de la tierra, en los cuatro puntos cardinales.
“Pero también soy negrito, participo en ese baile que representa la negritud esclava siglos atrás en la zona y que ahora es un símbolo del Totonacapan”, explica.
A la par de ser un maestro en la danza, Anastasio Tiburcio también es un maestro en las aulas. En esta labor tiene 28 años. De ambas actividades dice sentirse orgulloso y digno.
“A veces llegamos compañeros profesores o danzantes y nos reconocen por una y otra actividad, pero es más bonito que en lo personal me reconocen por las dos, eso se lo transmito a los niños para que busquen un lugar digno en la comunidad y a donde vayan”, expresa.
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