Por Andrés Timoteo
MALAS VIBRAS
Al copetón Enrique Peña Nieto, candidato del tricolor a la Presidencia de la República, no le han salido bien las cosas y a dos semanas de que concluyan las campañas electorales lo persiguen las malas vibras lo persiguen. Ayer tuvo que visitar la entidad –recorrió los municipios de Tierra Blanca, Lerdo de Tejada y Coatzacoalcos- en un ambiente de luto e indignación por el crimen del noveno periodista en lo que va del gobierno próspero.
Por ello, al comenzar su gira en Tierra Blanca no pudo evadir el tema y optó por recurrir al tradicional “minuto de silencio” en memoria del comunicador y como solidaridad para su familia y el gremio que lo lloran. Esa es la aportación que hace el gobernante estatal Javier Duarte a la campaña del mexiquense: una sensación de falta autoridad y violencia desbordada. Un estado gobernado por el PRI que tiene el tercer padrón más grande y donde la inseguridad campea.
Los allegados al equipo de Peña Nieto afirman que ya no pudo suspender la gira por la entidad pues ésta ya estaba programada pero lo entripó el contexto de violencia e inseguridad que no le ayuda en nada a su campaña. Y peor aún, el reporte que tienen sus asesores del grave riesgo de un fracaso electoral en la entidad. De acuerdo a los últimos sondeos, entre diez y doce distritos están prácticamente perdidos para el PRI y otros cinco más con riesgo de que sus opositores les den un susto.
Las grandes ciudades de la entidad son pejistas. La capital, Jalapa, la tiene perdida porque además de que en las últimas elecciones el tricolor no ha logrado un triunfo presidencial, hay posibilidad de que los candidatos al Senado y a las diputaciones federales muerdan el polvo.Aunque repartan camionadas de dinero y dádivas, los jalapeños están muy descontentos por varios factores. Uno es el pésimo desempeño de la alcaldesa Elizabeth Morales que tiene a la ciudad descuidad, sucia, ahorcada por el tráfico, la vendimia ambulante y las frivolidades de los funcionarios, comenzando por ella misma.
Dos, la ola de inseguridad que tiene atemorizados a los jalapeños y que ha generado las desapariciones de jóvenes desde hace un año, balaceras, operativos, asesinatos. Por si fuera poco, los crímenes de los periodistas y académicos en los últimos días vinieron a azuzar el repudio colectivo hacia las autoridades autistas, irresponsables y fallidas emanadas del tricolor. Los jalapeños están furiosos y como si la situación fuera menos, el gobernante Duarte de Ochoa abandonó la ciudad para irse a refugiar a Córdoba.
Dejó en automático el palacio de gobierno, donde ningún subalterno se presenta a laborar -al igual que en el palacio municipal- ya que todos están en las campañas o descansando porque Duarte de Ochoa cambió la sede de los poderes hacía su terruño. Todo eso se reflejará en las urnas el próximo primero de julio.
Y la mala vibra persigue a Peña Nieto, como se decía líneas arriba, pues las últimas dos semanas ha ido de escándalo tras escándalo. Ya hay investigaciones judiciales contra los exmandatarios priístas Tomás Yarrington y Eugenio Hernández por nexos con el crimen organizado y también ya se vinculó al exgobernante veracruzano, aquel que no debe ser nombrado, con la delincuencia. Claro, es sabido por todos que el innombrable no tiene ni siquiera relación de saludo con el mexiquense y el encono que el candidato presidencial le tiene, es de antología.
Sin embargo, el veracruzano es un factor de desprestigio y mala fama que daña la imagen de su partido y del abanderado. Vaya, tan nocivo es que ninguno de sus ahijados, hijos políticos, protegidos, compadres y cómplices en Veracruz salió a defenderlo. Ni el sucesor, ni Erick Lagos ni Jorge Carvallo – pese a que le siguen reportando todo lo que sucede en la entidad- ni doña Ecoloquina Oaxaquiño ni Salvador Mensur ni Alfredo Gandara ni Alberto Silva han metido las manos al fuego por él. El único que hizo una declaración casi nebulosa en su defensa fue el diputado local, Eduardo Andrade Sánchez, pero no es válida porque no se sabe si la hizo en su juicio o bajo los efectos de alguna bebida espirituosa.
Pero siguiendo el tema de Peña Nieto y sus malas vibras, también ya le estalló el caso de una demanda judicial en los Estados Unidos por fraude ya que pretendía hacer campaña en el vecino país y para ello comprometió el pago de 56 millones de dólares, algo así como 800 millones de pesos, y por si fuera poco, acaba de invitar a un militar colombiano en retiro, Oscar Naranjo Trujillo, como asesor en materia de combate al crimen organizado y le salió con “cola”.
Un hermano del flamante consultor, David Naranjo, estuvo preso más de cuatro años en Alemania por tráfico de drogas y con ello, la magia del súper asesor que prometió venir a cambiar toda la estrategia contra la delincuencia, se desmoronó en la opinión pública. Vaya, Peña Nieto debió aprovechar su estancia en Los Tuxtlas para visitar al Brujo Mayor de Catemaco y pedir que le diera una rameada y le exorcizara a los espíritus chocarreros que lo persiguen, comenzando por el chaneque malcriado que tiene de coordinador en Veracruz, Jorge Carvallo, que ese si trae muy mala vibra y el tufo pestilente de la fidelidad.
NI TAN GALLINA
Mañana está también en la entidad la Gallina Azul, la cual se cayó del gallinero y no ha podido volverse a trepar. La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, no se ha recuperado en la intención del voto pese a que en el último debate entre los aspirantes a Los Pinos se tundió a todos. Siguen en tercer lugar y en Veracruz, los sondeos apuntan a que aún cuando el PAN tenía una “reserva de votos” histórica – un millón 300 mil sufragios- acopiada en los comicios del 2012, ésta a duras penas llegará a la mitad.
Lo anterior por los pleitos intestinos entre los panistas que pelearon con uñas y dientes las candidaturas así como la mordacidad entre la familia Yunes y los integrantes de la corriente Muralla Azul. Estos últimos fueron los peores enemigos de Vázquez Mota. Es más, no hubo necesidad de que los priístas le hicieran la vida pesada en Veracruz pues Julen Rementería, Víctor Vázquez Cuevas, Enrique Cambranis, Marco Antonio Núñez, Ramón Gutiérrez de Velasco y su primo Francisco Gutiérrez, Ángel Deschamps y los agregados, se encargaron de ello. El fracaso de doña Chepina en Veracruz es un logro de estos.
HASTA ELLA HUYE
Será muy “amiga” y muy aliada del gobernador Javier Duarte – hasta tiene al pomadoso Tomás Ruiz, incrustado como secretario de Finanzas- pero Elba Esther Gordillo no tiene un pelo de tonta y por eso de última hora cambió la sede del Quinto Congreso Nacional de Educación que iba a realizar el SNTE en el puerto de Veracruz y se lo llevó a Rosarito, Baja California. El argumento fue que no quisieron exponer a los congresistas a la ola de violencia e inseguridad en tierras jarochas. En pocas palabras, la maestra más poderosa del país, no le cree a la “prosperidad” que se pregona en la aldea. A ver si no sale la lenguaraz secretaría de Turismo, Leticia Perlasca con que Elba Esther “esta celosa” de Veracruz y por eso habla más del estado
MALAS VIBRAS
Al copetón Enrique Peña Nieto, candidato del tricolor a la Presidencia de la República, no le han salido bien las cosas y a dos semanas de que concluyan las campañas electorales lo persiguen las malas vibras lo persiguen. Ayer tuvo que visitar la entidad –recorrió los municipios de Tierra Blanca, Lerdo de Tejada y Coatzacoalcos- en un ambiente de luto e indignación por el crimen del noveno periodista en lo que va del gobierno próspero.
Por ello, al comenzar su gira en Tierra Blanca no pudo evadir el tema y optó por recurrir al tradicional “minuto de silencio” en memoria del comunicador y como solidaridad para su familia y el gremio que lo lloran. Esa es la aportación que hace el gobernante estatal Javier Duarte a la campaña del mexiquense: una sensación de falta autoridad y violencia desbordada. Un estado gobernado por el PRI que tiene el tercer padrón más grande y donde la inseguridad campea.
Los allegados al equipo de Peña Nieto afirman que ya no pudo suspender la gira por la entidad pues ésta ya estaba programada pero lo entripó el contexto de violencia e inseguridad que no le ayuda en nada a su campaña. Y peor aún, el reporte que tienen sus asesores del grave riesgo de un fracaso electoral en la entidad. De acuerdo a los últimos sondeos, entre diez y doce distritos están prácticamente perdidos para el PRI y otros cinco más con riesgo de que sus opositores les den un susto.
Las grandes ciudades de la entidad son pejistas. La capital, Jalapa, la tiene perdida porque además de que en las últimas elecciones el tricolor no ha logrado un triunfo presidencial, hay posibilidad de que los candidatos al Senado y a las diputaciones federales muerdan el polvo.Aunque repartan camionadas de dinero y dádivas, los jalapeños están muy descontentos por varios factores. Uno es el pésimo desempeño de la alcaldesa Elizabeth Morales que tiene a la ciudad descuidad, sucia, ahorcada por el tráfico, la vendimia ambulante y las frivolidades de los funcionarios, comenzando por ella misma.
Dos, la ola de inseguridad que tiene atemorizados a los jalapeños y que ha generado las desapariciones de jóvenes desde hace un año, balaceras, operativos, asesinatos. Por si fuera poco, los crímenes de los periodistas y académicos en los últimos días vinieron a azuzar el repudio colectivo hacia las autoridades autistas, irresponsables y fallidas emanadas del tricolor. Los jalapeños están furiosos y como si la situación fuera menos, el gobernante Duarte de Ochoa abandonó la ciudad para irse a refugiar a Córdoba.
Dejó en automático el palacio de gobierno, donde ningún subalterno se presenta a laborar -al igual que en el palacio municipal- ya que todos están en las campañas o descansando porque Duarte de Ochoa cambió la sede de los poderes hacía su terruño. Todo eso se reflejará en las urnas el próximo primero de julio.
Y la mala vibra persigue a Peña Nieto, como se decía líneas arriba, pues las últimas dos semanas ha ido de escándalo tras escándalo. Ya hay investigaciones judiciales contra los exmandatarios priístas Tomás Yarrington y Eugenio Hernández por nexos con el crimen organizado y también ya se vinculó al exgobernante veracruzano, aquel que no debe ser nombrado, con la delincuencia. Claro, es sabido por todos que el innombrable no tiene ni siquiera relación de saludo con el mexiquense y el encono que el candidato presidencial le tiene, es de antología.
Sin embargo, el veracruzano es un factor de desprestigio y mala fama que daña la imagen de su partido y del abanderado. Vaya, tan nocivo es que ninguno de sus ahijados, hijos políticos, protegidos, compadres y cómplices en Veracruz salió a defenderlo. Ni el sucesor, ni Erick Lagos ni Jorge Carvallo – pese a que le siguen reportando todo lo que sucede en la entidad- ni doña Ecoloquina Oaxaquiño ni Salvador Mensur ni Alfredo Gandara ni Alberto Silva han metido las manos al fuego por él. El único que hizo una declaración casi nebulosa en su defensa fue el diputado local, Eduardo Andrade Sánchez, pero no es válida porque no se sabe si la hizo en su juicio o bajo los efectos de alguna bebida espirituosa.
Pero siguiendo el tema de Peña Nieto y sus malas vibras, también ya le estalló el caso de una demanda judicial en los Estados Unidos por fraude ya que pretendía hacer campaña en el vecino país y para ello comprometió el pago de 56 millones de dólares, algo así como 800 millones de pesos, y por si fuera poco, acaba de invitar a un militar colombiano en retiro, Oscar Naranjo Trujillo, como asesor en materia de combate al crimen organizado y le salió con “cola”.
Un hermano del flamante consultor, David Naranjo, estuvo preso más de cuatro años en Alemania por tráfico de drogas y con ello, la magia del súper asesor que prometió venir a cambiar toda la estrategia contra la delincuencia, se desmoronó en la opinión pública. Vaya, Peña Nieto debió aprovechar su estancia en Los Tuxtlas para visitar al Brujo Mayor de Catemaco y pedir que le diera una rameada y le exorcizara a los espíritus chocarreros que lo persiguen, comenzando por el chaneque malcriado que tiene de coordinador en Veracruz, Jorge Carvallo, que ese si trae muy mala vibra y el tufo pestilente de la fidelidad.
NI TAN GALLINA
Mañana está también en la entidad la Gallina Azul, la cual se cayó del gallinero y no ha podido volverse a trepar. La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, no se ha recuperado en la intención del voto pese a que en el último debate entre los aspirantes a Los Pinos se tundió a todos. Siguen en tercer lugar y en Veracruz, los sondeos apuntan a que aún cuando el PAN tenía una “reserva de votos” histórica – un millón 300 mil sufragios- acopiada en los comicios del 2012, ésta a duras penas llegará a la mitad.
Lo anterior por los pleitos intestinos entre los panistas que pelearon con uñas y dientes las candidaturas así como la mordacidad entre la familia Yunes y los integrantes de la corriente Muralla Azul. Estos últimos fueron los peores enemigos de Vázquez Mota. Es más, no hubo necesidad de que los priístas le hicieran la vida pesada en Veracruz pues Julen Rementería, Víctor Vázquez Cuevas, Enrique Cambranis, Marco Antonio Núñez, Ramón Gutiérrez de Velasco y su primo Francisco Gutiérrez, Ángel Deschamps y los agregados, se encargaron de ello. El fracaso de doña Chepina en Veracruz es un logro de estos.
HASTA ELLA HUYE
Será muy “amiga” y muy aliada del gobernador Javier Duarte – hasta tiene al pomadoso Tomás Ruiz, incrustado como secretario de Finanzas- pero Elba Esther Gordillo no tiene un pelo de tonta y por eso de última hora cambió la sede del Quinto Congreso Nacional de Educación que iba a realizar el SNTE en el puerto de Veracruz y se lo llevó a Rosarito, Baja California. El argumento fue que no quisieron exponer a los congresistas a la ola de violencia e inseguridad en tierras jarochas. En pocas palabras, la maestra más poderosa del país, no le cree a la “prosperidad” que se pregona en la aldea. A ver si no sale la lenguaraz secretaría de Turismo, Leticia Perlasca con que Elba Esther “esta celosa” de Veracruz y por eso habla más del estado
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