Compañera Camila: ¡Qué
bueno que ha traído a México este diálogo latinoamericano de los
movimientos emancipadores! Al saber de su presencia no pude menos de
recordar la voz y la fuerza de Salvador Allende y de la más profunda
lucha que el socialismo parlamentario ha dado en el mundo entero. De
Allende y quienes lucharon con él es digno sucesor este gran despertar
del pueblo chileno a que su juventud convoca, y que lejos de limitarse a
una valerosa lucha por la educación forja un nuevo movimiento liberador
de los trabajadores, de los ciudadanos, de los campesinos y de los
indios mapuches.
Mucho de nuevo tiene el movimiento chileno y, como los nuestros de
los que quiero decirle unas cuantas palabras, forma parte de un
movimiento universal que en México iniciaron en 1994 los pueblos mayas
del sureste, conocidos como zapatistas, cuyo lema es precisamente: Libertad, Justicia, Democracia. Ellos plantearon innovaciones en los conceptos, en las palabras, en las formas de comunicación, de expresión y de organización…, algunos ejemplares para combinar el discurso político y el narrativo, el imaginativo y el práctico; otros, para identificar el conocimiento con la pérdida del miedo, y la moral de lucha con el respeto a la dignidad de uno mismo; otros más para instaurar un sistema de autonomías con democracia, a la vez participativa y representativa, la de la asamblea y la del
mandar obedeciendo, y muchos otros, capaces de articular las luchas de las comunidades con las que da la nación por su independencia, y con las del mundo por lo que los pueblos andinos llaman
el buen vivir.
En México surgieron otros movimientos más, como el de los cristianos herederos de la teología de la liberación latinoamericana que, con su opción por los pobres, difunden el respeto a las creencias religiosas y laicas y, en muchos casos, el pensar histórico, y que hoy –con numerosos movimientos sociales y políticos–, están organizando la lucha por
La Justicia y la Paz, y contra la guerra infame que nos imponen el imperio y sus asociados nativos, una guerra que hace sus principales víctimas entre los pueblos que luchan contra las corporaciones depredadoras, y también entre los abogados que los defienden, entre los líderes que los encabezan, y entre los periodistas que expresan la verdad de lo que ocurre.
A los movimientos anteriores se añade otro no menos importante: es el de
#YoSoy132, con en el que hace acto de presencia la juventud mexicana en el campo cibernético de la lucha, y muestra el inmenso poder que en ese campo tenemos para ganar las batallas de la libertad de expresión y de comunicación, las de organización de colectivos y redes de colectivos que hagan realidad la educación universal, la democracia como gobierno del pueblo, y la subsistencia de la Tierra y de la humanidad. Este movimiento contiene, a más de muchas otras aportaciones intelectuales y culturales, la de haber descubierto que el yo es parte del nosotros:
#YoSoy132
modo de dominación y acumulaciónaltamente depredador, corruptor y destructivo. Convocó
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