Shakespeare, Enrique V
Nuestra zona serrana de otontepec es riquísima, y se pinta sola con las neblinas de otoño, con sus frescas mañanas. Este espacio fue creado por muchas razones, pero principalmente para su gente, para la gente de esta zona de la huasteca, que tanto queremos y de la que tanto presumimos.
La actual crisis económica ha traído consecuencias que se evidencian, sobre todo en las grandes ciudades. Nuestra zona es proveedora de quesos, productos embutidos, carnes, leche, artesanías y todo lo que nuestra gente hace con arte y esfuerzo.
Vimos como hace unos días, nuestro corazón del Estado y la parte sur fue devastada. Por un lado, consecuencia de factores naturales que allí afectaron y por otro; por esa tremenda corrupción de la que no es exento nuestro querido Estado de Veracruz.
Tampico, la zona fronteriza de Tamaulipas, Monterrey son básicamente ciudades donde son enviados a diario, una gran parte de lo que producen las manos de jóvenes que por razones distintas no han querido o podido emigrar de estos pueblos.
Algunos de ellos han encontrado refugio laboral, en el autoempleo, el jornal (campo) y en pequeñas empresas que se han formado y que dan empleo a esta población que no alcanzó a emigrar de sus terruños.
Algunos trabajan en Naranjos, en Tampico y regresan a sus casas para proveer de lo que cada vez, se va volviendo más complicado conseguir; en esta aguda crisis. Pero estoy viendo con mucha tristeza y es aquí donde quiero alzar la voz! Sobre las condiciones y abusos, que pequeños y medianos empresarios están incurriendo; en los derechos laborales de sus empleados.
Comienzan desde despidos injustificados, maltratos y malas condiciones de trabajo, horas sin pagar, etc. Que resume en abusos del patrón.
Creo que debemos de estar conscientes y reconocer la función que cada quien desempeña en el proceso de producción. Conscientes de la importancia que tienen esos jóvenes y lo valioso que debe de ser reconocer lo que hacen; pero también respetarlo.
La situación es tan complicada para todos, y lo va a ser más; si no respetamos al vecino, al empleado, al patrón y a la labor y reconocimiento que cada quien desempeña en la Sierra de Otontepec. Para hacerla lo que es, tan rica, tan productiva; pero también, tan merecedora de que sean respetados las manos que la forjan.
El farol de la Sierra Otontepec
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