jueves, 9 de diciembre de 2010

La fuga de documentos, culpa de EU, no de Assange

Cibernautas bloquean consorcios que intentan ahogar a Wikileaks

Saturan portal de MasterCard; en marcha, Operación Represalia

PayPal confirma presiones de EU para dejar de recibir donativos

Frenan jueces intento de Francia para que OVH retire apoyo al sitio

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Ayer por la mañana, el sitio web del grupo MasterCard quedó fuera de servicio tras ser saturado por cibernautas que apoyan las filtraciones del equipo que labora en WikileaksFoto Reuters
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El 7 de diciembre pasado, en la página de Internet de la Interpol se ofrecía una recompensa para quien ofreciera datos que ayudaran a ubicar a Julian Assange, fundador del portal que ha filtrado documentos confidenciales del Departamento de EstadoFoto Reuters
Martin Hickman
The Independent
Periódico La Jornada
Jueves 9 de diciembre de 2010, p. 2

Londres, 8 de diciembre. Corporaciones estadunidenses acusadas de tratar de silenciar a Wikileaks fueron objeto de un ataque sostenido por una alianza global de hackers cibernéticos anónimos.

Mientras Julian Assange, el australiano de 39 años editor en jefe de Wikileaks, languidece en la prisión de Wandsworth, acusado de delitos sexuales, las compañías tecnológicas y financieras que bajo presión del gobierno estadunidense retiraron apoyo a la organización de libertad informativa fueron golpeadas por hackers en línea, que paralizaron sus operaciones por Internet.

El sitio de MasterCard fue colapsado. Otra de las empresas, PayPal, confirmó que la intervención del Departamento de Estado la hizo dejar de aceptar donativos para Wikileaks, lo cual confirma las sospechas de que Estados Unidos presiona a las empresas para que dejen de apoyar el sitio, el cual ha estado filtrando más de 250 mil comprometedores cables diplomáticos estadunidenses.

La conjura aumentó de nuevo cuando Wikileaks reveló que Estados Unidos intervino para tratar de enmendar un anteproyecto de ley que se discute en el Parlamento ruso (Duma), el cual habría perjudicado a Visa y MasterCard. Horas antes, las dos empresas anunciaron que cortaban vínculos con el sitio web de Assange.

El cable, fechado el primero de febrero de 2010, reveló que el gobierno de Barack Obama había cabildeado con altos funcionarios rusos en nombre de esas compañías, en contra del plan de un consorcio de bancos de propiedad estatal de cobrar honorarios por procesamiento, estimados en 4 mil millones de dólares anuales.

En tanto, Wikileaks, que a su vez ha sido desestabilizado por ciberataques, resurgió como el ave Fénix a medida que cientos de sitios espejo surgieron en toda la red para permitir que los cibernautas conozcan sus filtraciones más recientes.

Actuando como vengador de Assange, un grupo mundial de hackers, que se presentaron como anónimos, paralizó el sitio de MasterCard, saturándolo de solicitudes de información. En un mensaje colocado en un tablero de boletines de Internet, amenazaron con lanzarse sobre el sitio de redes sociales Twitter, en protesta por la censura a los foros de discusión del grupo, acusación que la firma estadunidense rechazó.

Un activista anónimo escribió en el foro 4chan: Mientras más incendiemos MasterCard, mejor. Otro apremió: Sigan atacando, hagamos una guerra, no una batalla, como siempre ocurre.

Los hackers atacaron también el sitio web del abogado sueco que representa a las dos trabajadoras voluntarias suecas de Wikileaks que están en el centro de las acusaciones sexuales contra Assange.

El abogado Claes Borgstrom, quien denunció el hackeo a la policía, dijo que los cargos presentados por las mujeres no tienen una motivación política contra Assange. “No tiene nada que ver con Wikileaks ni con la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos)”, aseguró.

También se lanzaron ataques contra el brazo financiero del sistema postal suizo, Postfinance, que esta semana canceló la nueva cuenta bancaria de Assange, la cual contiene un fondo de defensa de 26 mil libras esterlinas (unos 41 mil dólares).

El hackeo corporativo, cuyo nombre en clave es Operación Represalia, se dio en respuesta a que varias empresas se han retirado de Wikileaks durante la semana. La primera fue Amazon, que quitó el sitio de sus servidores.

Amazon negó haber recibido alguna presión de Washington para retirar los documentos filtrados. La firma estadunidense de datos EveryDNS también retiró a Wikileaks de sus entradas el jueves pasado, con el argumento de que los ataques cibernéticos contra éste amenazaban su capacidad de albergar miles de sitios.

El fin de semana, PayPal anunció que detenía la captación de donativos; más tarde reveló que el Departamento de Estado le había avisado que las actividades de Wikileaks eran ilegales.

Antes de ser puesto bajo custodia, Assange señaló que las acciones de empresas en su contra equivalen a una privatización de la censura gubernamental en Estados Unidos.

Estos ataques no detendrán nuestra misión, pero deben hacer sonar la alarma sobre el imperio de la ley en Estados Unidos, agregó.

En lo que va del año, la organización no lucrativa ha dado a conocer 400 mil documentos secretos estadunidenses sobre la guerra de Irak y 76 mil acerca de Afganistán. En la actualidad trabaja con más de 250 mil cables diplomáticos.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton –quien trabaja con el propósito de reparar las maltrechas relaciones de Washington con sus aliados–, afirmó que las filtraciones son un ataque no sólo a Estados Unidos, sino a la comunidad internacional.

Hace unos días, en sus primeros comentarios públicos desde que los documentos comenzaron a darse a conocer, la funcionaria afirmó que Wikileaks actuó contra la ley al subir el material a la red. Agregó que el gobierno de Obama persigue enérgicamente a los responsables de la revelación.

Uno de los aliados de Estados Unidos culpó a Washington en vez de a Wikileaks.

El ministro australiano del exterior, Kevin Rudd, señaló este miércoles que Assange no es responsable de la revelación no autorizada de 250 mil documentos de la red de comunicaciones diplomáticas de Estados Unidos: los culpables son los estadunidenses.

Los partidarios de Assange han prometido que el flujo de revelaciones continuará, a pesar de que él esté en prisión.

En tanto, fracasó el esfuerzo del gobierno francés por obligar a la firma de servicios web OVH a que retire su apoyo a Wikileaks. Los jueces señalaron que no quieren apresurarse a emitir un juicio sobre un caso que consideran altamente técnico.

Shiar Youssef, portavoz del grupo de presión británico Corporate Watch, consideró sumamente molesto el retiro de apoyo corporativo a Wikileaks.

MasterCard dice que no quiere asociarse con actividades ilegales cuando nadie ha demostrado que esa actividad sea ilegal, expresó.

“Ninguna compañía puede decir que es ilegal; ha sido el escándalo de la derecha estadunidense lo que ha llevado a las empresas a cortar vínculos con Wikileaks.

© The Independent


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