El periodista se alejo del oficio el pasado 28 de abril, después de que asesinaran a su amiga, la corresponsal de la Revista Proceso en Veracruz, Regina Martínez.
Son 16 periodistas veracruzanos que este año se han visto obligados a abandonar el estado, algunos refugiándose en el extranjero por amenazas del crimen organizado y por presiones del gobierno del estado.
Además, su domicilio fue allanado y los agresores se llevaron parte de sus objetos de trabajo. A raíz de este último hecho, decidió cambiar su residencia a la capital del estado.
Asimismo, dejó la corresponsalía de La Jornada y se limitó a escribir su columna “Texto Irreverente” en el periódico Notiver. El espacio que dejó Andrés Timoteo en La Jornada fue llenado con dos reporteras.
En “Texto Irreverente” Andrés Timoteo era un férreo crítico del gobernador Javier Duarte y de la directora de Comunicación Social del gobierno de Veracruz, Georgina Domínguez Colio. Timoteo tenía la costumbre de ponerles apodos a todos los políticos del estado.
De acuerdo con la revista Era, que consignó la salida de Timoteo Morales del país, éste decidió salir de Veracruz, luego de varias amenazas contra su integridad física.
“Hasta donde se sabe, Timoteo Morales ha recibido asilo en Europa, concretamente en Francia, gracias al apoyo de organismos de defensa de los periodistas latinoamericanos, en especial mexicanos y veracruzanos, que son los que más ataques han recibido en el último año.
“Este nuevo caso es la muestra más clara de que los comunicadores veracruzanos siguen siendo víctimas de hostigamiento y amenazas, pese a los anuncios de funcionarios del gobierno del estado, del señor Javier Duarte de Ochoa para abajo, que aseguran que no hay por qué preocuparse, pues en la entidad se respira paz y tranquilidad”, señaló Era.
Una de las reporteras exiliadas consignó en su cuenta de Facebook, “Otro amigo que se va”, en donde señala: “La salida de Andrés Timoteo ocurrió hace unos días, pero hasta ahora ha trascendido. Todavía hace unos días se publicó su columna en Notiver, pero al parecer ya la estaba haciendo llegar por vía electrónica, pues ya había recibido varias llamadas telefónicas con amenazas para su vida. Y eso que en Veracruz se respeta la libertad de expresión…”
En lo que va del año, al menos 16 periodistas han dejado el estado, de los cuales seis laboraban en Xalapa y los otros 10 en diversas partes de la entidad.
Tan sólo en Xalapa, una periodista de Meganoticias y otro de TV Azteca tuvieron que exiliarse en otros estados; varios reporteros de la fuente policiaca también salieron de suelo veracruzano luego del artero asesinato de Víctor Báez Chino, editor de la sección Testigo en el periódico Milenio.
Incluso este periódico optó por desaparecer la fuente policiaca, para evitar ser utilizado como tribuna por el crimen organizado. Otros rotativos de circulación diaria sólo consignan accidentes, suicidios y atropellos, pero en cuanto a notas relativas al crimen organizado únicamente publican boletines de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), de Marina (Semar) y de Seguridad Pública (SSP).
(Con información de Proceso y La revista digital Era)
Comentario de Armando Ortiz en Proceso sobre el exilio de Andrés Timoteo Morales:
Hace algunas semanas acudí a las oficinas de la Procuraduría de Justicia de Veracruz. Había recibido a mi correo electrónico unas amenazas debido a mi trabajo periodístico y decidí ponerme en contacto con ellos. En una visita anterior a esa oficina me habían entregado una tarjeta con unos teléfonos y quise verificar si eran o no efectivos los números anotados. No fue inmediato pero me comunique y se comunicaron amablemente conmigo. Expuse la razón de mi llamada y una tarde, mientras daba mi taller de literatura en La Quinta de las Rosas, me llamaron para darme una cita a la que acudí.
Me recibió un empleado de la procuraduría. En su escritorio tenía una copia del correo que me habían enviado. Le pregunté si tenían una base de datos de los correos electrónicos con amenazas que a los compañeros periodistas les hubiesen mandado. Me dijo que no. No podía creer que nadie hubiese acudido a esa oficina a entregar pruebas de supuestas amenazas. Le pregunté entonces si acaso podrían rastrear el correo electrónico del que me habían enviado la amenaza. Me dijo que sí, pero que no tenía caso porque seguramente habían abierto la cuenta de correo con datos falsos. De repente, como si de una película de Mario Moreno “Cantinflas” se tratara, un empleado de seguridad entró persiguiendo una paloma. No la atrapó, el ave se fue a ocultar atrás de la silla de mi interlocutor. Al final la ahuyentaron, pero volvió a entrar. Ese acto involuntario de teatro bufo me relajó y pude entonces argüir que mi visita era porque en el contenido del correo me parecía que el sujeto que lo enviaba me conocía o estaba al tanto de parte de mi trabajo.
A decir verdad las palabras del empleado de la Procuraduría me tranquilizaron. Me dijo que un especialista había analizado el mensaje y al parecer era de una persona que sólo quería fastidiarme. Entonces se me ocurrió decir que en el texto de la amenaza el sujeto hace alusión a la “Carta de un periodista con miedo”, texto de mi autoría que había leído en la Plaza Lerdo al día siguiente del asesinato de Regina Martínez.
En ese momento él empleado volvió la mirada a la hoja que contenía el texto de la amenaza, hizo una rápida repasada y sin que yo me lo esperara la dobló y la rompió en dos, en cuatro, en ocho partes y la arrojó al cesto de la basura, al tiempo que me hacía entender que uno sabe en que se anda metiendo y si por ello debe o no tener miedo.
Después de despedirme salí de la oficina de la Procuraduría convencido de que no debía volver a tocar ciertos temas en mis artículos, con la certeza de que en realidad sí existe libertad de expresión en Veracruz, sí la hay, pero bajo nuestro propio riesgo.
Redacción - 2012-09-25 00:00:00 - Proceso / AGENCIA IMAGEN DEL GOLFO
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