lunes, 9 de agosto de 2010

Tres agrupaciones lingüísticas en peligro de desaparecer


Equidad. El mayor problema es reconocer que somos un país racista, refiere la experta Olivia Gall. Foto: Notimex


“Toda lengua guarda en su léxico el inventario de una cultura”, ha escrito el antropólogo y lingüista Miguel León Portilla y señala que al penetrar en esas lenguas “se descubren las formas de cómo los distintos grupos humanos perciben el universo y se expresan acerca de él”.

Sin embargo, hoy en el 16 aniversario del Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, donde existen entre 8 y 12 millones de hablantes de lenguas indígenas, ¿qué sucede en México con esas lenguas que desaparecen y en el peor de los casos lo hacen sin dejar un registro de su existencia?

Al respecto, el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) informó que en México se ha registrado al menos la desaparición de 141 agrupaciones lingüísticas, contabilizadas desde la época Colonial, y aunque no cuentan con un registro exacto de las lenguas muertas, reconoció que en este momento se encuentran en peligro de desaparecer tres agrupaciones lingüísticas: el ayapaneco, el cucapá y el kiliwa.

“Lo indígena no es homogéneo y no es tradicional. ¿Qué sucede cuando se deja de hablar una lengua indígena?, no sólo hay una pérdida de identidad, sino que se muere un modelo de conocimiento. Si en México queremos rescatarlos, no debemos permitir que desaparezcan dos o tres cada año”, señaló Regina Martínez Casas, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social (CIESAS).

RACISMO. Para Olivia Gall, especialista del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la UNAM, “es importante continuar hablando de los pueblos indígenas, comentar sus fechas, pero también reivindicar sus derechos y discutir hasta qué punto se podrán abrir las estructuras jurídicas y políticas para incluir sus derechos culturales”.

Recordó que una de las demandas de los pueblos indígenas es la autonomía, tal como sucede en España con los catalanes y los gallegos, que son autónomos sin destruir el Estado. “Ellos mismos piden que ya no se les diga pueblos indígenas, sino el pueblo indígena tzotzil, el pueblo indígena huichol, etcétera, porque son distintos unos de otros. El problema en México es más complicado porque tenemos decenas de pueblos indígenas. La diversidad mexicana es amplia y compleja”, explicó.

El mayor problema, añadió, es reconocer que somos un país racista con especificidades culturales de discriminación contra estos pueblos, de clase y sobre la base de una lógica xenotípica.

ETNOCIDIO. Desde el siglo XVII, cuando los criollos buscaron sus raíces en esta tierra y enaltecieron a los gobernantes tlaxcaltecas y aztecas, reivindicando a la Virgen de Guadalupe como propia, quedó sellado el destino de los indígenas con el apotegma: No hay mejor indio que el indio “muerto”, refirió por su parte la investigadora y antropóloga Marta Turok.

“Esta muerte ha sido desde física hasta espiritual y cultural. Nunca han tenido cabida para que se les acepte como parte de la nación mexicana, a partir de sus propias aspiraciones y estructuras de gobierno, económicas y culturales”, dijo la experta en arte indígena.

Si bien cuentan con más infraestructura, servicios y escuelas, agregó, el modelo es totalmente ajeno a las bases del conocimiento de las etnias porque su objetivo es “civilizar” al indio, mexicanizarlo, es decir, que se consuma etnocidio.

Expresó que al indio se le sigue viendo como un “problema”, “y la realidad es que se les atiende siempre y cuando estén dispuestos a negociar su cultura; no existe un planteamiento de respeto a sus sistemas de conocimiento y vida”.

Por último, apuntó que de no atender las demandas indígenas, en un futuro enfrentaremos su desaparición, en tanto que se convertirán en mestizos pobres, porque dejando de ser indios no van a dejar de ser pobres. “No se trata de que sigan aislados, sino que al acceder a la llamada ‘ciencia-modernidad’ no sea para desacreditar y negar sus antepasados, sino que cohabiten ambos sin prejuicios”.

INDÍGENAS Y NO METIZOS. Según la ONU, en el mundo hay 370 millones de habitantes de pueblos indígenas, lo que corresponde al cinco por ciento de la población mundial, y constituyen una tercera parte de los 900 millones de personas que viven en extrema pobreza. Además, la esperanza de vida de estos pueblos es de 20 años inferior a la de personas no indígenas.

En este sentido Ban Ki-moon, secretario de la ONU, reconoció que los pueblos indígenas todavía son víctimas del racismo y sufren de mala salud y una pobreza desproporcionada.

De acuerdo con Xavier Abreu, director de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, en México se necesitan políticas públicas que incluyan los derechos de los pueblos originarios y no como sucedió en la historia de México durante los años setenta cuando se intentó integrar a estos pueblos a un mestizaje para tratar de desaparecerlos.

Ante esta situación, Ana Bella Pérez, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, reconoció que prevalece una visión dual respecto de la preocupación de la cultura y el pensamiento indígena: “Por un lado se encuentra la mirada que considera la incapacidad del sistema capitalista para desaparecer las culturas indígenas y por ello éstas persisten adaptadas a nuevas coyunturas y reproducen sus prácticas rituales como una forma de resistencia cultural”, explicó.

En opinión del historiador Enrique Florescano el gobierno mexicano debe detallar cuáles serán sus posturas y compromisos para resolver la situación indígena. Expresó que un elemento clave a revisar en el marco de este día será el nuevo papel de la mujer en las comunidades donde los hombres han emigrado en busca de opciones de trabajo.

“En muchas regiones las mujeres han asumido un nuevo papel, pues además de ser trabajadoras y organizadoras de la familia, promueven nuevas actividades agrícolas, artesanales e industriales, es decir, estamos frente al nuevo papel de la mujer indígena en la formación y organización de sus pueblos y familias, que debemos reconocer y tomar en cuenta”, concluyó.

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