viernes, 27 de julio de 2012

¿Por qué ocupar Televisa Chapultepec? El contubernio PRI-Televisa contado por #YoSoy132

¿Qué sucede cuando miles de personas deciden en libertad que una medio informativo, o televisora, es el peor enemigo de la democracia y la equidad en México? ¿Por qué Televisa, y su gemelo TV Azteca, son el símbolo más brutal del abuso de poder en nuestro país? En la noche del 26 de julio, #YoSoy132 explicó el origen de un duopolio fatal entre poder mediático y poder político.

El discurso de #YoSoy132 sobre el poder mediático: palabras frente a Televisa Chapultepec.

Vuelve la vieja alianza PRI-Televisa: Peña Nieto platicando con Azcárraga Jean (Foto: reborujado.com)

Si queremos una democracia auténtica, será ineludible la democratización de los medios. Como todos los defectos de nuestra pobre democracia, la concentración y manipulación de la información es una herencia que perdura del viejo régimen y del supuesto cambio.
A lo largo de casi todo el siglo XX, el PRI cooptó a sindicatos, empresas y movimientos sociales corrompiendo a sus líderes e integrándolos a su sistema de favores. En el régimen del PRI las empresas se congratulaban con el Estado para obtener privilegios y así, el Estado lograba apuntalar su poder sobre todos los ámbitos de la vida política, económica y social de México. El control de la difusión de la información y de los medios de comunicación era fundamental para controlar las corrientes de oposición y los movimientos sociales.
El contubernio Televisa-PRI tiene más de 60 años de existencia. Emilio Azcárraga Vidaurreta, el abuelo del actual presidente de Televisa, fundó en 1951 el canal 2, seis años después de la creación del PRI. Azcárraga Vidaurreta concretó con el impulso del gobierno priísta en turno, la concentración de los canales 2, 4 y 5 bajo una sola compañía, Telesistema Mexicano, consolidando el monopolio de la televisión de la época, el cual informaba sólo lo que al PRI le convenía, distorsionando la información e ignorando a los movimientos sociales que cuestionaban las políticas gubernamentales.
La manipulación más descarada fue en el año de 1968, año en el cual el movimiento estudiantil fue atacado, minimizado y censurado por el monopolio televisivo que en aquel entonces produjo 28 telenovelas, entre ellas una cínicamente titulada “Pueblo sin esperanza”. El día de la masacre en Tlatelolco, el 2 de octubre, Jacobo Zabludowski anunció como principal noticia que había sido “un día soleado”.
Una de las páginas más negras en la historia de la comunicación mundial, pues se traicionaba el derecho humano a la información y se evidenciaba la alianza de los Azcárraga con el poder. Gustavo Díaz Ordaz, desesperado por cegar a la población ante la realidad, permitió dos canales más: los canales 8 y 13.
En 1972, por iniciativa de Luis Echeverría, los canales 2, 4, 5 y 8 se fusionaron con el nombre de Televisa, cuya dirección estaba a cargo del hijo de Azcárraga Vidaurreta: Emilio Azcárraga Milmo, alias “el Tigre”, quien se proclamaba un “soldado del PRI y del presidente”, y que decía  hacer “televisión para jodidos porque México era un país de jodidos”.
En 1993, Salinas de Gortari, entregó a Ricardo Salinas Pliego la televisora Imevisión con los canales 7 y 13. En el 2002, Salinas Pliego, tomó por la fuerza las instalaciones de Canal 40, acto conocido como el Chiquihuitazo. El entonces presidente Vicente Fox, al ser increpado sobre la responsabilidad del gobierno en estas acciones ilegales, pronunció cínicamente su frase célebre: “¿Y yo por qué?”. Fox, que después de décadas inauguraba la transición a la supuesta democracia mexicana, se arrodilló ante los poderes fácticos del país, cuyo rostro más visible son los medios de difusión de información. “¿Y yo por qué?” decía el valentón que prometía sacar a patadas al PRI de los Pinos, “¿Y yo por qué?” decía el líder del voto útil, el de las grandes promesas.

Acarreados del PRI repartiendo despensas en camioneta de Televisa: todo un símbolo (Foto: Twitter)

Poco antes de terminar su periodo, en 2006, Fox, anticipó el pago de un favor al duopolio televisivo, aprobando en una discusión de siete minutos en el Congreso, la llamada “Ley Televisa”, la cual permite a los consorcios el uso del espectro radioeléctrico sin ningún tipo de cargo y regulación, despojando al pueblo mexicano de un bien público que le pertenece. Dos meses después, el monopolio mediático impulsó la brutal represión que sufrieron los pobladores de San Salvador Atenco, orquestada por el gobierno federal y el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, en la cual fue asesinado nuestro compañero Alexis Benhumea. Toda la información sobre las violaciones, asesinatos, agravios y atropellos fue ocultada por varios medios de difusión.
Los poderes fácticos se concentran en estos mediosDe los diez hombres más ricos de México, cinco se encuentran en las mesas directivas de las televisoras. Ricardo Salinas Pliego es el segundo hombre más rico de México y casi duplicó su fortuna tan sólo el año pasado. Grupo Salinas tiene empresas como Elektra, Salinas y Rocha, Banco Azteca, TV Azteca, Italika, entre otras.
Pedro Aspe, quien fue Secretario de Hacienda durante el gobierno de Salinas y dijo que la pobreza en México era un “mito genial”, se encuentra en el Consejo de Administración de Televisa junto con cuatro de los 10 hombres más ricos de México con intereses en todos los sectores de la economía nacional.
Alberto Bailleres es el tercer hombre más rico de México y es dueño de Palacio de Hierro, de Peñoles, la segunda minera más grande del país, y accionario de Femsa, quien controla los Oxxo’s, la cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma y Coca-Cola México.
Germán Larrea, el cuarto hombre más rico de México, es el dueño de minas como las de Cananea y Pasta de Conchos. En el 2006, por no contar con medidas de seguridad adecuadas, en una explosión en la mina Pasta de Conchos murieron 65 mineros, de los cuales, a 6 años del incidente, sólo han sido rescatados dos cuerpos.
Roberto Hernández, el segundo accionista más importante de Televisa, es el noveno hombre más rico de México. Este personaje fue beneficiado con la privatización de los bancos con Salinas y posteriormente por el rescate bancario iniciado por Zedillo. Finalmente, habiendo quebrado a Banamex, banco con más de un siglo de antigüedad en México, lo vendió al banco estadounidense Citibank, obteniendo jugosas ganancias y sin pagar impuestos.
Emilio Azcárraga Jean, el presidente de Televisa y de la dinastía que siempre se benefició de sus relaciones con el poder, es el sexto hombre más rico de México y posee clubes de futbol y acciones en distintos bancos. Ahora, con la tradición monopólica de familia, se alía a través de Iusacell con su supuesto competidor: Tv Azteca.
Televisa y TV Azteca son la cara más visible y el principal instrumento de la oligarquía que gobierna este país, de los poderes fácticos que, de acuerdo a sus intereses, imponen y quitan gobernantes. Son empresas que producen y difunden información manipulada, confusa y tergiversada, para hacer pasar por opinión pública lo que conviene al régimen económico y político, para imponer a los gobernantes que ejecuten los proyectos neoliberales de los grandes capitalistas tanto nacionales como transnacionales.
Desde el 2005, Jenaro Villamil denunciaba en la revista Proceso las estrategias mediáticas para promocionar a Enrique Peña Nieto, el nuevo representante de los poderes fácticos y del proyecto económico neoliberal, y fraguar un proceso de imposición que se pretende consumar este año. Esto se corroboró el mes pasado, cuando el periódico inglés The Guardian publicó que una unidad secreta de Televisa vendió una estrategia promocional al candidato priísta, basada en una “cobertura favorable” en su noticiero principal y en los principales programas de entretenimiento, así como  en la difusión de videos en cuentas de correo, facebook y youtube. El periódico dijo haber revisado documentos que formalizaron la venta que hizo Televisa al candidato del PRI, tales como una lista de tarifas que Televisa cobró a Peña Nieto para construirle una imagen nacional de Gobernador del Estado de México de 2005 a 2011, mediante videos promocionales, y el despliegue de tácticas diseñadas para hundir a sus oponentes.

Secuelas del abuso de poder.

De tal manera que, durante la pasada jornada electoral, prevalecieron prácticas profundamente antidemocráticas, como la violencia de Estado, la compra y la coacción del voto, la manipulación mediática, el uso amañado de las encuestas y otras prácticas ilícitas que alteraron la esencia del sufragio libre, informado, razonado y crítico. Estos hechos nunca fueron informados, sino que por el contrario, los medios, el presidente y las instituciones electorales descaradamente calificaron la elección como transparente, ejemplar y pacífica.
Estas pruebas evidencian ampliamente que el proceso de imposición de Peña Nieto como presidente tiene su origen desde el 2005, y que empresas como Televisa han jugado un papel determinante en tal imposición.
Advertimos que en caso de consumarse la imposición se restauraría el viejo régimen político que practica la violencia de Estado, la represión, el autoritarismo, la corrupción generalizada, el encubrimiento, la opacidad en la toma de decisiones públicas, la coacción del voto y demás prácticas antidemocráticas. EPN no debe ser presidente no sólo por el régimen caduco al que representa y por su colusión y subordinación a Televisa, sino por las amenazas que cierne sobre nuestro país la privatización del petróleo a favor de las transnacionales norteamericanas, la elevación de impuestos para el pueblo, la reforma laboral que legalice la brutal explotación de los trabajadores y la pérdida de derechos laborales indispensables, por último, la privatización del sector salud y de las pensiones de los trabajadores, todas ellas serán impulsadas y respaldadas por medios como ante el que hoy nos manifestamos.
Ante este peligro, llamamos a la unión y organización de las fuerzas sociales en nuestro punto de acuerdo: la transformación del estado actual mexicano. Sabemos que los estudiantes no podemos solos y por ello, convocamos a todos los movimientos sociales, organizaciones civiles y políticas, así como al pueblo en general a sumarse al proyecto democrático de transformación social y reconstrucción nacional, a través de la participación activa, de la discusión, toma de acuerdos, actividades organizativas y sumarse a las acciones que llevaremos a cabo como las acordadas en la Convención Nacional contra la Imposición.
Pueblo de México: ¡Hoy tenemos mucho por hacer! Organizarnos será el primer paso. Desde nuestra causa, nuestra comunidad indígena, nuestra milpa, nuestra plaza, nuestra selva, nuestras creencias, invitamos a que se adhieran a nuestro manifiesto y acciones, que desde sus territorios, sus organismos e historias que esperamos hacer nuestras, podamos juntos entrar en contacto, podamos juntos entrar en confianza, luchar y transformar a este nuestro México.

Éramos silencio, éramos dolor, éramos opresión.

Quisieron arrebatárnoslo todo y lo único que perdimos fue el miedo.

Ya no seremos más una voz silenciada. Venimos aquí con nuestros cuerpos que gritan: ¡¡¡YA BASTA!!!

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