Bonitas y perfumadas, elegantes e inalcanzables, las infames de
Veracruz van al parejo de los grupos de poder, conquistando víctimas,
embrujando hombres que se dejan cautivar, atrapándolos en su red de
prostitución para, políticamente, someterlos.
No son mujeres para enamorar. Son bellezas con misiones precisas. Habitan en las nóminas oficiales y operan en gobierno, Congreso y alcaldías, en áreas de mando o simplemente como damas de compañía.
Son las infames de Veracruz una red más intrincada que la de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, célebre el “príncipe de la basura” por el escándalo que protagoniza, un caso de trata de personas que es un microcosmos de las zonas sórdidas del PRI.
Siempre han estado ahí, pero en los días del fidelismo tuvieron un esplendor único, ellas a los pies del círculo rojo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, unas obligadas, otras no, y muchos políticos, priistas y no priistas, terminarían hincados a los dictados de esas mujeres destinadas a mediatizar con sexo y a veces con algo de amor.
Veracruz es un burlesque peor que el PRI capitalino de Cuauhtémoc Gutiérrez. Aquí también se ofrece empleo a cambio de favores sexuales y se construyen carreras políticas cuya primera prueba fue calentar la cama del poderoso patrón.
Se sabe la anécdota fidelista que refiere un reventón en un bar vecino del PRI estatal, en Xalapa. Departían ahí tres políticos y una diputada local, gordibuena la dama, divertida, con la ocurrencia a flor de labio y ganas, muchas ganas, de trascender.
Bebían como cosacos, una copa y otra y otra. Bromeaban con carcajada vulgar. Cabildeaban acuerdos sórdidos, juntos ese día el Congreso, el gobierno estatal, el PRI. “Traigan las otras que esto apenas comienza”, todo a media luz, mesero exclusivo en el reservado. “Traigan otras más”, mientras la noche comenzaba a caer. Y así, con la estocada tequilera en el alma, los güisquis que hacían perder la razón, comenzó el show de la diputada, besada y agasajada por todos, los dedos sobre su delicada y sonrosada piel, los pechos descubiertos por la mano traviesa del tímido obeso a quien los tragos lograron desinhibir.
Sería una anécdota más de una borrachera si no fuera por dos razones: aquella tarde-noche loca quedó grabada en cinta de video, protagonizada por uno que llegó años después a una codiciada alcaldía y otro a la cima del poder. Ella, diputada, no dio más. Haría su rol de infame, incitó a todos al sexo, se dejó grabar y provocó que los grabaran. Hoy despacha como una burócrata de mediano nivel, buen salario, prebendas, cercana al poder, presta para otras misiones mientras los años se lo permitan.
Ejército rosa, las damiselas del gobierno en turno son publirrelacionistas sin título formal. Huelen delicioso. Visten impecable. Deslumbran con belleza, sonrisa provocadora, la voz tersa, una conversación sensual, su andar que atrae, su altivez que impone.
No hacen vida de oficina. Operan ahí y desde ahí comienzan a someter al enemigo del gobernador en turno, al detractor del líder del PRI en funciones, al adversario del dirigente camaral, enviadas a controlar pequeños fuegos, escaramuzas políticas, crisis menores.
Es el uso del sexo con fines políticos. Para eso están las infames, rememorando a la serie de Cadena Tres, obligadas a cumplir tareas sexuales. No son Ana Leguina, Sol Fuentes, Casilda Barreiro, Lola Medina, Yalda Adam, pero también son reinitas de palacio, enviadas a infiltrarse en las filas del enemigo, grabarse en escenas de sexo, sodomizarse, dejarse agredir, hacer el amor encadenadas, pues mientras más descarnado es el material, mejor.
En 2011 otras infames —bellas pero aún más selectas— llegaron a la alcaldía de Xalapa. Las Barbies de la alcaldesa Elizabeth Morales García inundaron el palacio municipal. Harem de mujeres hermosas, finitas, jóvenes en plenitud, serían el atractivo visual nunca antes visto.
Ahí los amores resultaron de otro tipo: hit y de corrida pa’ tercera. Pillada en su intimidad, un día aparecieron en internet las escenas de la alcaldesa en un viaje de placer, en España. A bordo de un yate se observaba a Elizabeth Morales y su Barbie estelar, Shariffe Osman, rodeada ésta por los brazos de la edil, cercanos sus alientos, evidentes sus cariños.
Circularían también otras fotos y un video: Elizabeth Morales agasajando a Shariffe en un bar, día de cumpleaños, mariachis, velada a media luz, pastel y trago. Invasión a su vida.
Otro video subido a la red le imputaría la autoría de la filtración a Reynaldo Escobar Pérez, ex secretario de Gobierno fidelista, ex procurador duartista, frustrado por su exclusión política siendo el dueño de las corrientes priistas xalapeñas, cuyo regreso se daría en la medida de que disminuyera a la presidenta municipal hasta echarla del poder.
Mal cálculo de Papi Rey, si es que fue él quien urdió la infamia, pues Elizabeth y sus Barbies permanecieron hasta el último día en palacio municipal de Xalapa y Reynaldo aún sigue en la banca, unido a otros de su calaña, los 400 Pueblos de César del Ángel, el encuere decadente donde hasta las ancianas tienen que bailar sin ropa para que su líder negocie a placer.
Shariffe, por su parte, fue a contender por la alcaldía de Emiliano Zapata y ahí la reventaron.
¿Dónde cobran las infames de Veracruz? En todas las nóminas del gobierno estatal, en alcaldías, en el Congreso, en el Registro Civil de Xalapa, en los sistemas de agua, en las comisiones electorales, en el comité estatal y los comités municipales del PRI, sus nombres y sus cuerpos en investigaciones en curso. O sea, el pueblo paga el show.
El sexo es un motor político. Lo usan unos para controlar a otros. Las infames se dejan ultrajar, practican el sexo extremo, violento. Se hacen grabar y sirven los videos para neutralizar al protagonista pues nadie arriesga una carrera política por un escándalo. Y si alguna se niega, las consecuencias las paga la familia.
Son las novias de palacio quienes definen la suerte del político proclive al reventón. Sus encantos, su piel cuidada, el aroma de sus perfumes, sus curvas, la belleza que las distingue, tienen una función especifica en la pirámide del poder: conquistar para controlar.
Lo de Cuauhtémoc Gutiérrez es trata de personas, obligadas sus Barbies a prostituirse, amenazadas con reventar a la familia, sometidas a presiones extremas, como suele hacerlo el crimen organizado.
Lo de Veracruz es peor. También hay reclutamiento, empleo a cambio de sexo, aislamiento e intimidación, y además videos explícitos, extorsión a políticos y sometimiento a los enemigos.
En Veracruz, la prostitución política es un programa de gobierno.
Son las infames de Veracruz pieza clave en la mecánica del poder.
Archivo muerto
Saca ya Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— el producto de sus ahorros. Imprudente, a cuatro meses de dejar la alcaldía de Coatzacoalcos estrena proyecto inmobiliario: 2 mil casas en Xalapa de nivel medio y superior. Dice una fuente calificada que se asoció con su concuño, Juan Gabriel Fernández Garibay, nieto de Justo Fernández, esposo de la notaria Yossy Juventina Félix Porras; uno pone el terreno, el otro la constructora y ambos el capital. Habrá de desarrollarse el proyecto en Las Ánimas y el valor de la vivienda sería de un millón y medio de pesos. O sea, un negocio de 3 mil millones de pesos en un fraccionamiento para personajes selectos. Cuentan con sorna que el complejo habitacional se llamara “La Paloma”.
Para llevarlo a cabo, debe haber ahorrado Theurel mil millones de pesos entre diezmos en la Secretaría de Comunicaciones de Veracruz y las transas en el ayuntamiento, donde su sueldo era de 100 mil pesos al mes. Dicho y probado, mientras Coatzacoalcos se sumió en el abandono tres años, a Marcos Theurel —“Te construyo tu puta casa”— la diosa fortuna —¿o la diosa corrupción?— le sonrió abiertamente. Y pensar en aquellos ayeres cuando el ex alcalde apenas tenía para lo indispensable… Llegó abril y sigue acéfalo el PRI de Coatzacoalcos.
Metido a regidor, su líder, Víctor Andrade López, sólo tiene tiempo y ojos para el alumbrado de la ciudad y su tarea como dirigente del sindicato electricista. Lo cubre el presidente interino, Salvador Hernández Castro, ahora en bajo perfil, sin la bipolaridad con la que concluyó su paso por el ayuntamiento de Coatzacoalcos, a flor de labio el maltrato a secretarias y auxiliares de la Secretaría de Gobierno, entonces a cargo de Roberto García Alonso, que al saber los aceleres del regidor petrolero de inmediato le marcó el alto. Un caos, pues, el PRI.
Sin nadie que lo represente dignamente, los sectores apabullados, comparsas sin carnaval, como siempre reclama el líder de la CTM, Carlos Vasconcelos Guevara, y ni qué decir del Frente Juvenil, la Organización de Mujeres, el Movimiento Territorial.
A esa condición de franquicia de temporal lo llevaron los grupos políticos, las corrientes en pugna, dueños de las siglas para efectos de registro de candidaturas y luego sumirlo en tal abandono que el PRI no tiene ni para pagar la luz, el teléfono, el agua pero sí la nómina pues esa se cubre con los sobres de cientos de aviadores del ayuntamiento, personal fantasma. Ni saber si a los priístas les da vergüenza tener un partido así, pues la mayoría de ellos no saben qué es la vergüenza. Llegó abril y todo sigue igual…
Cínico, oportunista, intenta Renato Tronco Gómez rescatar de último minuto los votos que sabe perdidos en Las Choapas, el municipio que dos veces le ha tocado mal gobernar. Exige obras por 400 millones de pesos del Fondo de Desastres Naturales y usa al campesinado de la región para apretar al gobernador Javier Duarte, a quien le debe la diputación que hoy ostenta, so pena de bloquear carreteras del sur de Veracruz.
Cínico porque si alguien coyoteó y se agenció obras siendo alcalde de Las Choapas fue Renato, todo documentado. Oportunista pues a cambio de distender el conflicto, pretende forzar una elección de estado que le permita imponer a su hermano Miguel Ángel Tronco Gómez en la presidencia municipal, en la elección extraordinaria. Represor de la ciudadanía; golpeador de mujeres, niños y ancianos; abusivo con el poder; impúdicamente enriquecido a la vista de todos, solapado por Fidel Herrera, pese a haberlo acusado de la autoría de un crimen; señalado por el PRD estatal de complicidad en delitos; quiere ahora venderse como un adalid de las causas del pueblo.
Allá los ingenuos que se lo crean… Crisis al interior de la Asociación (Política) de Periodistas de Coatzacoalcos: una corriente de comunicadores sugiere el relevo de José Luis Ortega Vidal, su presidente. Acusan en él, tibieza y frialdad, compromiso a medias ante el crimen de Gregorio Jiménez de la Cruz, reportero de Notisur, donde JLOV es director. Esa es la versión oficial.
La otra tiene que ver con la guerra de intereses, apoyos de Xalapa, enredos de sus colegas con el poder y con una criticable postura para desalentar las marchas de protesta del gremio por el asesinato de Goyo, con el petate de que no había que inquietar a Los Zetas, pues sugería que eran ellos los verdaderos autores materiales del crimen. Otros miembros de la APEC ven en Ortega Vidal un estorbo a sus planes de vincularse con el gobierno de Veracruz y recibir el “chayote” que éste suele dar. La crisis pues, al interior de la Asociación (Política) de Periodistas de Coatzacoalcos en todo su nivel… Marcelista consumado, abogado con maestría, no sabe en qué honduras se metió Víctor Manuel Gallegos Cortés, titular de la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información del ayuntamiento de Coatzacoalcos.
Si aporta los datos que se le requieran, en apego a la ley, revienta a políticos que hicieron negocio con recursos públicos; si la niega se expone a una sanción, incluso destitución del cargo.
Habrá que ver qué pesa más: si su marcelismo o su obligación legal. Recuérdese que entre esa información pública está el rastro de las transas de Marcelo Montiel, hoy delegado de la Secretaría de Desarrollo Social federal en Veracruz; Iván Hillman Chapoy, gerente regional de CONAGUA, y Marco César Theurel Cotero, los tres ex alcaldes. Víctor Manuel Gallegos, que es todo verticalidad, ya sabrá qué camino tomar…
No son mujeres para enamorar. Son bellezas con misiones precisas. Habitan en las nóminas oficiales y operan en gobierno, Congreso y alcaldías, en áreas de mando o simplemente como damas de compañía.
Son las infames de Veracruz una red más intrincada que la de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, célebre el “príncipe de la basura” por el escándalo que protagoniza, un caso de trata de personas que es un microcosmos de las zonas sórdidas del PRI.
Siempre han estado ahí, pero en los días del fidelismo tuvieron un esplendor único, ellas a los pies del círculo rojo del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, unas obligadas, otras no, y muchos políticos, priistas y no priistas, terminarían hincados a los dictados de esas mujeres destinadas a mediatizar con sexo y a veces con algo de amor.
Veracruz es un burlesque peor que el PRI capitalino de Cuauhtémoc Gutiérrez. Aquí también se ofrece empleo a cambio de favores sexuales y se construyen carreras políticas cuya primera prueba fue calentar la cama del poderoso patrón.
Se sabe la anécdota fidelista que refiere un reventón en un bar vecino del PRI estatal, en Xalapa. Departían ahí tres políticos y una diputada local, gordibuena la dama, divertida, con la ocurrencia a flor de labio y ganas, muchas ganas, de trascender.
Bebían como cosacos, una copa y otra y otra. Bromeaban con carcajada vulgar. Cabildeaban acuerdos sórdidos, juntos ese día el Congreso, el gobierno estatal, el PRI. “Traigan las otras que esto apenas comienza”, todo a media luz, mesero exclusivo en el reservado. “Traigan otras más”, mientras la noche comenzaba a caer. Y así, con la estocada tequilera en el alma, los güisquis que hacían perder la razón, comenzó el show de la diputada, besada y agasajada por todos, los dedos sobre su delicada y sonrosada piel, los pechos descubiertos por la mano traviesa del tímido obeso a quien los tragos lograron desinhibir.
Sería una anécdota más de una borrachera si no fuera por dos razones: aquella tarde-noche loca quedó grabada en cinta de video, protagonizada por uno que llegó años después a una codiciada alcaldía y otro a la cima del poder. Ella, diputada, no dio más. Haría su rol de infame, incitó a todos al sexo, se dejó grabar y provocó que los grabaran. Hoy despacha como una burócrata de mediano nivel, buen salario, prebendas, cercana al poder, presta para otras misiones mientras los años se lo permitan.
Ejército rosa, las damiselas del gobierno en turno son publirrelacionistas sin título formal. Huelen delicioso. Visten impecable. Deslumbran con belleza, sonrisa provocadora, la voz tersa, una conversación sensual, su andar que atrae, su altivez que impone.
No hacen vida de oficina. Operan ahí y desde ahí comienzan a someter al enemigo del gobernador en turno, al detractor del líder del PRI en funciones, al adversario del dirigente camaral, enviadas a controlar pequeños fuegos, escaramuzas políticas, crisis menores.
Es el uso del sexo con fines políticos. Para eso están las infames, rememorando a la serie de Cadena Tres, obligadas a cumplir tareas sexuales. No son Ana Leguina, Sol Fuentes, Casilda Barreiro, Lola Medina, Yalda Adam, pero también son reinitas de palacio, enviadas a infiltrarse en las filas del enemigo, grabarse en escenas de sexo, sodomizarse, dejarse agredir, hacer el amor encadenadas, pues mientras más descarnado es el material, mejor.
En 2011 otras infames —bellas pero aún más selectas— llegaron a la alcaldía de Xalapa. Las Barbies de la alcaldesa Elizabeth Morales García inundaron el palacio municipal. Harem de mujeres hermosas, finitas, jóvenes en plenitud, serían el atractivo visual nunca antes visto.
Ahí los amores resultaron de otro tipo: hit y de corrida pa’ tercera. Pillada en su intimidad, un día aparecieron en internet las escenas de la alcaldesa en un viaje de placer, en España. A bordo de un yate se observaba a Elizabeth Morales y su Barbie estelar, Shariffe Osman, rodeada ésta por los brazos de la edil, cercanos sus alientos, evidentes sus cariños.
Circularían también otras fotos y un video: Elizabeth Morales agasajando a Shariffe en un bar, día de cumpleaños, mariachis, velada a media luz, pastel y trago. Invasión a su vida.
Otro video subido a la red le imputaría la autoría de la filtración a Reynaldo Escobar Pérez, ex secretario de Gobierno fidelista, ex procurador duartista, frustrado por su exclusión política siendo el dueño de las corrientes priistas xalapeñas, cuyo regreso se daría en la medida de que disminuyera a la presidenta municipal hasta echarla del poder.
Mal cálculo de Papi Rey, si es que fue él quien urdió la infamia, pues Elizabeth y sus Barbies permanecieron hasta el último día en palacio municipal de Xalapa y Reynaldo aún sigue en la banca, unido a otros de su calaña, los 400 Pueblos de César del Ángel, el encuere decadente donde hasta las ancianas tienen que bailar sin ropa para que su líder negocie a placer.
Shariffe, por su parte, fue a contender por la alcaldía de Emiliano Zapata y ahí la reventaron.
¿Dónde cobran las infames de Veracruz? En todas las nóminas del gobierno estatal, en alcaldías, en el Congreso, en el Registro Civil de Xalapa, en los sistemas de agua, en las comisiones electorales, en el comité estatal y los comités municipales del PRI, sus nombres y sus cuerpos en investigaciones en curso. O sea, el pueblo paga el show.
El sexo es un motor político. Lo usan unos para controlar a otros. Las infames se dejan ultrajar, practican el sexo extremo, violento. Se hacen grabar y sirven los videos para neutralizar al protagonista pues nadie arriesga una carrera política por un escándalo. Y si alguna se niega, las consecuencias las paga la familia.
Son las novias de palacio quienes definen la suerte del político proclive al reventón. Sus encantos, su piel cuidada, el aroma de sus perfumes, sus curvas, la belleza que las distingue, tienen una función especifica en la pirámide del poder: conquistar para controlar.
Lo de Cuauhtémoc Gutiérrez es trata de personas, obligadas sus Barbies a prostituirse, amenazadas con reventar a la familia, sometidas a presiones extremas, como suele hacerlo el crimen organizado.
Lo de Veracruz es peor. También hay reclutamiento, empleo a cambio de sexo, aislamiento e intimidación, y además videos explícitos, extorsión a políticos y sometimiento a los enemigos.
En Veracruz, la prostitución política es un programa de gobierno.
Son las infames de Veracruz pieza clave en la mecánica del poder.
Archivo muerto
Saca ya Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— el producto de sus ahorros. Imprudente, a cuatro meses de dejar la alcaldía de Coatzacoalcos estrena proyecto inmobiliario: 2 mil casas en Xalapa de nivel medio y superior. Dice una fuente calificada que se asoció con su concuño, Juan Gabriel Fernández Garibay, nieto de Justo Fernández, esposo de la notaria Yossy Juventina Félix Porras; uno pone el terreno, el otro la constructora y ambos el capital. Habrá de desarrollarse el proyecto en Las Ánimas y el valor de la vivienda sería de un millón y medio de pesos. O sea, un negocio de 3 mil millones de pesos en un fraccionamiento para personajes selectos. Cuentan con sorna que el complejo habitacional se llamara “La Paloma”.
Para llevarlo a cabo, debe haber ahorrado Theurel mil millones de pesos entre diezmos en la Secretaría de Comunicaciones de Veracruz y las transas en el ayuntamiento, donde su sueldo era de 100 mil pesos al mes. Dicho y probado, mientras Coatzacoalcos se sumió en el abandono tres años, a Marcos Theurel —“Te construyo tu puta casa”— la diosa fortuna —¿o la diosa corrupción?— le sonrió abiertamente. Y pensar en aquellos ayeres cuando el ex alcalde apenas tenía para lo indispensable… Llegó abril y sigue acéfalo el PRI de Coatzacoalcos.
Metido a regidor, su líder, Víctor Andrade López, sólo tiene tiempo y ojos para el alumbrado de la ciudad y su tarea como dirigente del sindicato electricista. Lo cubre el presidente interino, Salvador Hernández Castro, ahora en bajo perfil, sin la bipolaridad con la que concluyó su paso por el ayuntamiento de Coatzacoalcos, a flor de labio el maltrato a secretarias y auxiliares de la Secretaría de Gobierno, entonces a cargo de Roberto García Alonso, que al saber los aceleres del regidor petrolero de inmediato le marcó el alto. Un caos, pues, el PRI.
Sin nadie que lo represente dignamente, los sectores apabullados, comparsas sin carnaval, como siempre reclama el líder de la CTM, Carlos Vasconcelos Guevara, y ni qué decir del Frente Juvenil, la Organización de Mujeres, el Movimiento Territorial.
A esa condición de franquicia de temporal lo llevaron los grupos políticos, las corrientes en pugna, dueños de las siglas para efectos de registro de candidaturas y luego sumirlo en tal abandono que el PRI no tiene ni para pagar la luz, el teléfono, el agua pero sí la nómina pues esa se cubre con los sobres de cientos de aviadores del ayuntamiento, personal fantasma. Ni saber si a los priístas les da vergüenza tener un partido así, pues la mayoría de ellos no saben qué es la vergüenza. Llegó abril y todo sigue igual…
Cínico, oportunista, intenta Renato Tronco Gómez rescatar de último minuto los votos que sabe perdidos en Las Choapas, el municipio que dos veces le ha tocado mal gobernar. Exige obras por 400 millones de pesos del Fondo de Desastres Naturales y usa al campesinado de la región para apretar al gobernador Javier Duarte, a quien le debe la diputación que hoy ostenta, so pena de bloquear carreteras del sur de Veracruz.
Cínico porque si alguien coyoteó y se agenció obras siendo alcalde de Las Choapas fue Renato, todo documentado. Oportunista pues a cambio de distender el conflicto, pretende forzar una elección de estado que le permita imponer a su hermano Miguel Ángel Tronco Gómez en la presidencia municipal, en la elección extraordinaria. Represor de la ciudadanía; golpeador de mujeres, niños y ancianos; abusivo con el poder; impúdicamente enriquecido a la vista de todos, solapado por Fidel Herrera, pese a haberlo acusado de la autoría de un crimen; señalado por el PRD estatal de complicidad en delitos; quiere ahora venderse como un adalid de las causas del pueblo.
Allá los ingenuos que se lo crean… Crisis al interior de la Asociación (Política) de Periodistas de Coatzacoalcos: una corriente de comunicadores sugiere el relevo de José Luis Ortega Vidal, su presidente. Acusan en él, tibieza y frialdad, compromiso a medias ante el crimen de Gregorio Jiménez de la Cruz, reportero de Notisur, donde JLOV es director. Esa es la versión oficial.
La otra tiene que ver con la guerra de intereses, apoyos de Xalapa, enredos de sus colegas con el poder y con una criticable postura para desalentar las marchas de protesta del gremio por el asesinato de Goyo, con el petate de que no había que inquietar a Los Zetas, pues sugería que eran ellos los verdaderos autores materiales del crimen. Otros miembros de la APEC ven en Ortega Vidal un estorbo a sus planes de vincularse con el gobierno de Veracruz y recibir el “chayote” que éste suele dar. La crisis pues, al interior de la Asociación (Política) de Periodistas de Coatzacoalcos en todo su nivel… Marcelista consumado, abogado con maestría, no sabe en qué honduras se metió Víctor Manuel Gallegos Cortés, titular de la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información del ayuntamiento de Coatzacoalcos.
Si aporta los datos que se le requieran, en apego a la ley, revienta a políticos que hicieron negocio con recursos públicos; si la niega se expone a una sanción, incluso destitución del cargo.
Habrá que ver qué pesa más: si su marcelismo o su obligación legal. Recuérdese que entre esa información pública está el rastro de las transas de Marcelo Montiel, hoy delegado de la Secretaría de Desarrollo Social federal en Veracruz; Iván Hillman Chapoy, gerente regional de CONAGUA, y Marco César Theurel Cotero, los tres ex alcaldes. Víctor Manuel Gallegos, que es todo verticalidad, ya sabrá qué camino tomar…
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