Dicen quienes conocen los detalles que, tal vez la repentina “felicidad” del Gobernador Javier Duarte de Ochoa –que el pasado viernes se la pasó de lo mejor en el antro “La Cantinita” de Boca del Río, donde bailó, bebió y gritó como adolescente- se debe, entre otras cosas, a que hace unos días descendieron en Veracruz elementos de la Auditoría Superior de la Federación solicitando información de los 2 últimos años del sexenio de Fidel Herrera Beltrán, el mismo al que Duarte se negó a auditar –como parte del acuerdo para obtener la gubernatura- y mucho menos a denunciar por la multimillonaria deuda heredada –que ahora se ha multiplicado un mil por ciento-. Las versiones indican que quien habría puesto en suerte documentación comprometedora fue un ex funcionario cesado el año pasado, y quien se fue muy dolido ya que tras ser utilizado para tapar los cráteres de la corrupción, se le echo como a las “chachas” para darle “chamba” a un reciente desempleado, lo que motivo que el sujeto en mención se llevara consigo documentación comprometedora que al ser puesta en manos de la ASF, provocara el envió de auditores –no sin antes ser consultado con el Presidente Enrique Peña Nieto, bastante decepcionado de Veracruz, sobre todo el Secretario de Hacienda Luis Videgaray-. Los auditores, ha trascendido, vienen en plan de revisarlo todo, incluso las cuentas del actual Gobernador, por lo que podrían llevarse una sorpresa, y acaso ese sea el motivo de la repentina “felicidad” del gobernante que ahora se siente acorralado y necesita a toda la prensa de su lado, sobre todo a los medios críticos a quien pretende comprar con un desayuno de 90 pesos, “bromitas” y apapachos, como pretendiendo borrar de un plumazo 3 años de agravios, agresiones, crímenes contra la prensa, amenazas permanentes mediante redes sociales o correos web, espionaje, acecho permanente y hasta prisión contra quienes en su momento le apoyaron, aunque como bien dice una frase popular: “duele más una decepción que una traición”. Como fuera, quienes conocen el tema aseguran que el actual contralor del Estado, Mauricio Audirac Murillo anda de malas porque le corresponde a él dar la cara y ver como tapar el “mugrero” que dejó el antecesor convertido ahora en una verdadera letrina. Tiempos raros se avecinan en Veracruz…
Carlos Campos
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