¿Proponer una reforma educativa y actuar como bestias represoras no es una contradicción grave? #PreguntasOciosas http://twitpic.com/chh8j4
De cada 100 personas que viven en Inglaterra, según la BBC, 15 están en situación “precaria”.
De cada 100 que viven en Andalucía, según el Observatorio español de la Pobreza, 30 se encuentran en la ruina.
De cada 100 que viven en
México, según el Banco Mundial, 52 no pueden cubrir los gastos mínimos
de la subsistencia cotidiana y de éstas más de 20 ni siquiera toman una
comida al día.
Gran Bretaña posee una muy
poderosa compañía petroleras. British Petroleum extrae aceite y gas de
las profundidades del Mar del Norte a los costos de producción más altos
del orbe (alrdedor de 70 dólares por barril).
Sin una gota de petróleo en su
península, España se vale de Repsol para abastecerse de hidrocarburos
pero además compra y vende petróleo y gas a los países de América Latina
devueltos en los últimos 30 años a la condición de colonias ibéricas.
México, agobiado por los más
elevados índices de pobreza y miseria en comparación con los de
Inglaterra y España, tiene inmensos yacimientos petrolíferos en la Sonda
de Campeche, que saca al costo de cuatro dólares por barril y vende a
100: una utilidad de 96 por ciento.
¿Por qué es tan terriblemente injusta la distribución de la riqueza en México?
Durante los últimos 12 años el
gobierno federal encabezado por Ernesto Zedillo (1994-200), Vicente Fox
(2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012) tomó un billón 641 743
millones de pesos, que fueron obtenidos de la exportación de petróleo, y
los entregó bajo el concepto de “devolución de impuestos” a 16 grupos
financieros, de los cuales cuatro (Telcel, Telmex, Carso e Imbura)
pertenecen a Carlos Slim, el hombre más rico del planeta.
De acuerdo con un excelente
reportaje de Zorayda Gallegos (@zogallegos) para la revista emeequis, en
el último año de su gestión Zedillo “devolvió” 75 mil 325 millones de
pesos; Fox de 2001 a 2006 hizo lo propio con 732 mil 469 y de 2007 a
2011 Calderón les obsequió 833 mil 674, más lo que les haya dado en
2012.
Con esa fabulosa cantidad literalmente robada al pueblo de México se podría hacer alguna de las siguientes cosas:
Cubrir la bancarrota financiera de Chipre nueve veces
Rescatar mil 262 veces a Mexicana de Aviación
Construir 111 refinerías
Pagar el presupuesto de la UNAM 48 años
Becar a todos los miembros del Sistema Nacional de Investigadores 521 años
O en un plan, digamos, un poco más internacionalista proletario, enviar 50 naves espaciales como la Curiosity a Marte.
Y sin embargo el dinero
simplemente fue a dar a las arcas de los mismos de siempre: Carlos Slim,
Lorenzo Zambrano (Cemex), Alberto Bailleres (Miñera Peñoles y Palacio
de Hierro), familia Larrea (Grupo Minera México), familia Servitje
(Bimbo), familia Bours (Bachoco), familia Azcárraga (Televisa), Roberto
González (Maseca), Jerónimo Arango (Waltmart) familia Saba, cervecería
Modelo (hoy de la belga Heineken) y Grupo Gigante (hoy Soriana, que
junto con Banca Monex lavó una desconocida suma de millones de dólares
para la campaña electoral de Enrique Peña Nieto).
¿No es como para morirse de
risa? La renta petrolera (ya descontados de ésta los 40 centavos de cada
peso utilizado por el gobierno federal para sus gastos en esos 12 años)
se destinó en su totalidad a los monopolios de las telecomunicaciones,
la minería, el cemento, la tortilla, el pan de caja, el huevo, la
cerveza, los medicamentos y las tiendas departamentales.
Este consorcio de acaparadores
reportó al fisco sus ganancias y sus pérdidas, que en teoría fueron
iguales, por lo que Hacienda, de acuerdo con la ley vigente, promedió
sus ingresos y egresos y les cobró impuestos equivalentes a sólo cuatro
por ciento de sus utilidades. En 2005, por ejemplo, 50 grandes empresas
pagaron, cada una, 74 pesos de Impuesto Sobre la Renta y 67 pesos de
IVA.
Pero aquí no termina la
tragedia. En el curso de este año, Peña Nieto abrirá Petroleos Mexicanos
a la inversión extranjera, para que British Petroleum, Repsol y las
empresas de Texas se adueñen directamente de 150 mil millones de pesos,
mismos que piensa recuperar aumentando el IVA de 16 a 19 por ciento y
cobrándolo, además, por la compra de alimentos y medicinas.
Para “rescatar a España”, como
le ofreció Peña Nieto a Rajoy, el IVA se convertirá en un castigo
económico a los enfermos por haber perdido la salud y a la gente que aún
conserva la mala costumbre de comer dos o tres veces al día.
¿Alguien todavía puede
extrañarse de que en un país dominado por la aristocracia de los
monopolios locales (para no hablar de los extranjeros), donde 52 de cada
100 personas son pobres, el negocio del narcotráfico y los 40 mil
millones de dólares anuales que reditúa, permita que sobreviva una
gigantesca masa de millones de excluidos?
¿Y qué mejor, para ello, que
mantener el baño de sangre inaugurado por Fox y multiplicado
exponencialmente por Calderón? El pobre hombre que ahora funge como
“presidente de México” es a todas luces un subnormal (dicho sea esto sin
ofender a las personas de capacidades diferentes), cuyo retraso mental
se agrava, cuando habla en público, por su lógica ignorancia: un tarado
por sus propias limitaciones no puede ser un erudito. Pero entonces que
alguien nos diga: ¿por qué lo instalaron a la cabeza del Poder
Ejecutivo? La respuesta es muy sencilla: por su copete.
Peña Nieto no sabe cómo se
llama la capital del estado de Veracruz. Lo demostró esta semana al
defender en un encendido discurso la “reforma educativa” que impulsa.
Pero si esto es patético, no sé cómo calificar el hecho de que el
secretario de Educación sea el mismo individuo que en diciembre de 1997,
como jefe de la política interior de México, auspició la matanza de 47
indígenas, entre ellos hombres, mujeres, niños y ancianos, en una ermita
de los Altos de Chiapas.
El cuadro del horror se vuelve
aún más espeluznante si pensamos que Peña Nieto dijo que la capital de
Veracruz (en la realidad llamada Xalapa) es “Boca del Río” y una
multitud lo aplaudió a rabiar, todo ello después de que en una solemne
ceremonia, el gobernador veracruzano, Javier Duarte, recibiera un premio
por su labor en “defensa” de los periodistas, el mayor acto de
esquizofrenia y cinismo visto en muchos años, porque durante la breve
gestión de Duarte han sido asesinados 9 periodistas y muchos más han
huido de la entidad ante las amenazas de muerte que recibieron.
Por eso quiero exponer aquí el
caso de Pilar Velasco (@Pevelasco), una periodista española de la cadena
SER, que obtuvo y difundió un video en el que un tal Ignacio González,
del Partido Popular (sí, el de Aznar, Fox y Calderón), entregó una
bolsa, al parecer llena de dinero, en la casa de un narcotraficante
colombiano, allá en el puerto de Cartagena de Indias.
Cogido con las manos en la
masa, hace ya un año que el tal González acusó penalmente a la
reportera. Las organizaciones sociales que resisten allá las políticas
criminales del FMI aplicadas por el PP, la defienden rabiosamente.
Saben que si Pilar Velasco es
atropellada por la “justicia” del reino de Juan Carlos, muchos
periodistas más quedarán expuestos a peores abusos, como nos pasó a
nosotros, los periodistas mexicanos, que tenemos ya una legión de
colegas asesinados, un dato quizá irrelevante frente al número
escandaloso de feminicidios, que palidece ante los más de 25 mil
desaparecidos y los 150 mil caídos por lo menos durante el genocidio de
Felipe Calderón y los 5 mil y pico que han perdido la vida en los cuatro
primeros meses de Peña Nieto.
Twitter: @Desfiladero132
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