Tomas Segovia, Exilio y Orfandad from Cenart on Vimeo.
El poeta, traductor y ensayista dejó un libro inédito titulado Rastreos
Los restos del autor de Estuario son velados en una funeraria del Pedregal
Fue un renovador de la poesía erótica y enriqueció la cultura del país, manifestó Hugo Gutiérrez Vega
Martes 8 de noviembre de 2011, p. 4
El poeta Tomás Segovia murió este lunes en la ciudad de México, a los 84 años de edad, víctima de cáncer.
El también narrador, ensayista y traductor, quien recibió el pasado octubre el Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval, dejó un libro inédito dedicado al amor y a la vida, que de manera tentativa lleva por título Rastreos.
Francisco Segovia, hijo del escritor, informó que el deceso ocurrió a las 14:30 horas y que los restos mortales del poeta serían velados a partir de las 20 horas de este lunes en la funeraria García López del Pedregal. Asimismo, precisó que su padre poseía las nacionalidades española y mexicana.
Nacido en Valencia, España, el 21 de mayo de 1927, Tomás Segovia llegó a vivir a México luego de salir exiliado a consecuencia de la Guerra Civil en su país.
Entre los diversos reconocimientos nacionales e internacionales que recibió destacan los premios Xavier Villaurrutia (1973) y Alfonso X de Traducción, en 1982 y 1984.
Fue ganador de los premios Octavio Paz de Poesía y Ensayo en 2000, el de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en 2005 y el Internacional de Poesía Federico García Lorca 2008.
Tomás Segovia, quien fue una figura del exilio español republicano, durante una lectura de su poesía realizada en el Palacio de Bellas Artes el mes pasado, manifestó: el amor es que le quieran a uno, no por lo que merece, sino por amor, ya que el amor nunca es merecido
.
Fue autor de una vasta obra poética: La luz provisional (1950), Cuaderno del nómada (1978), Lapso (1986), Noticia natural (1992), Fiel imagen (1996), Salir con vida (2003), Llegar (2006) y Siempre todavía: poemas 2006-2007, entre otras. En una de las últimas entrevistas concedidas a La Jornada, Segovia expresó: Ya no tengo que demostrar nada a nadie. No tengo ningún temor. La poesía me lleva a la sabiduría
.
A propósito de la publicación del libro Estuario, publicado en 2010, comentó: Ahora escribo absolutamente por gusto. No tengo ningún temor de que me digan qué debo escribir o me reprochen. Por muy libre que quise ser de joven, estuve tenso, pensando en los críticos o en tal o cual opinión de fulano. A mi edad. ¿qué van a decir los críticos? Nada
.
Para Segovia fue importante hablar a través de sus versos, correr el riesgo de escribir, ver de a cómo nos toca en la vida, sin ninguna garantía, pero eso sí, sin inventar nada
.
El poeta señaló en una ocasión que la sorpresa de la vejez fue la libertad: Los achaques de la vejez los preveo. Sé que luego voy a ser sordo, con dificultades para caminar, dolores de lumbago, pero lo que nunca preví fue la libertad que iba a sentir con la vejez. A esta edad ya no tengo que demostrar nada. Estoy en paz con la vida. Esa es la libertad
.
Además de la libertad, Tomás Segovia encontró la sabiduría de la vida, así lo recordó también en una entrevista con este diario:
La poesía tal como yo la concibo es justamente esa cosa milagrosa de llegar a la sabiduría. Lo que siempre me ha deslumbrado de la poesía es que cuando ya no era joven y escribía un poema, yo sabía que no era tan sabio como mi poema. Es la poesía la que es sabia. Es lo milagroso. La tentativa del poeta es producir algo que le asombre a sí mismo. Es un parto.
Traductor de Rilke y Bloom
Autor de más de 50 libros, Tomás Segovia tradujo al español a Rilke, Ungaretti, Bloom y Lacan. A principios de este año comenzó a trabajar en Hamlet, de William Shakespeare, y quería traducir Dios, el gran poema de Víctor Hugo, tarea que acometió hace 50 años.
A pesar de que nunca fue proclive a dar consejos o definiciones sobre la escritura poética, Segovia sostenía que “la poesía es crear sentido. Pero no utilizo el crear como aquello de Dios creó, sino como descubrir. La poesía no se produce sola, no hay una ley inexorable que la produce. Hay que descubrirla, no inventarla. Nadie puede inventar nada.
Con la poesía de lo que se trata es de leer las cosas que suceden, las experiencias significativas y reveladoras a las que hay que darles un vehículo para que tomen forma, se entiendan y lleguen a los demás.
Hugo Gutiérrez Vega consideró a su colega Tomás Segovia como uno de los grandes poetas de la lengua, un renovador de la poesía erótica, un poeta amoroso explícito y audaz, que creía en la libertad del cuerpo, de los alimentos terrenales; un maestro de las formas poéticas, un gran traductor; maestro de traductores y su tarea enriqueció la vida cultural de México, por eso lo despido con afecto y agradecimiento”.
A Tomás Segovia le sobreviven su esposa María Luisa Capella y sus hijos Inés, Ana y Francisco.
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