Esta versión, obviamente, no ha caído nada bien en el máximo centro de poder de Xalapa, donde se supone que manda el jefe nato del priismo veracruzano.
Según ha trascendido, ello habría motivado a finales de julio la abrupta salida de la diputada local Anabel Ponce Calderón de la dirigencia estatal del Organismo Nacional de Mujeres Priistas (ONMPRI), en cuyo lugar fue designada la ex directora de Tránsito y Transporte del Estado, Martha Montoya Barradas.
Ponce Calderón todavía acompañó tres semanas antes, el 7 de julio, al gobernador Duarte a una gira por la zona de Pánuco, donde junto con el secretario de Desarrollo Social del gobierno federal, Heriberto Félix Guerra, el mandatario veracruzano visitó a los cientos de damnificados por las torrenciales lluvias.
En esa ocasión, en la que se hizo acompañar también por el actual diputado local del PAN, Ricardo García Escalante, Duarte de Ochoa puntualizó precisamente que en estos momentos de contingencia no existían colores ni filiaciones y que sólo había “un factor común que nos identifica a todos: el hecho de ser veracruzanos”, pues enfatizó que los nativos de esta entidad “por característica natural somos solidarios, nos tendemos la mano siempre entre nosotros y más cuando se requiere de esa mano amiga, de solidaridad y hermandad que nos identifica como pueblo”.
Pero ha trascendido también que la diputada local Ponce Calderón no es la única que saltándose las trancas ha ido a buscar a la capital del país lo que presiente que en Veracruz le será negado.
Otro caso sería el de la alcaldesa Zita Pazzi Maza, quien, dicen, últimamente poco se le ve por la cabecera municipal de Pánuco. Sus ausencias se deberían a que a veces viaja a la ciudad de Xalapa y otras al Valle de México, donde presuntamente habría buscado contactar a interlocutores del presidenciable gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto.
Al parecer, a la ex directora del DIF estatal ahora sí le urge salir de ese candente municipio que en la disputada contienda electoral de 2010 tanto se empecinó en querer “gobernar”.
Y es que, como se recordará, cuando las negociaciones con el alcalde Ricardo García Guzmán –padre del legislador panista García Escalante– se complicaron, pues el grupo del edil en funciones demandaba la candidatura municipal, los operadores políticos del gobernador Fidel Herrera y del candidato priista Javier Duarte le propusieron a la señora Pazzi que entonces aceptara ser postulada a la diputación local, a lo que la ex funcionaria fidelista rotundamente se negó.
Ello motivó que el alcalde García Guzmán rompiera entonces con el PRI y que momentáneamente se aliara con el candidato del PAN a la gubernatura, Miguel Ángel Yunes Linares, por lo que Herrera Beltrán y Duarte de Ochoa tuvieron que reforzar la operación política y electoral en Pánuco.
Al final, el resultado fue salomónico: Pazzi ganó la alcaldía pero el PRI perdió el distrito electoral que quedó en manos de Ricardo García junior. El operativo favoreció también a Duarte de Ochoa, quien ganó a Yunes por un apretado margen.
A más de un año de distancia, la ex directora del DIF Veracruz todavía está creída de ese espejismo electoral y presupone que con el “trabajo” hasta ahora realizado en la presidencia municipal le alcanza y sobra para vencer al PAN en la próxima contienda federal.
Lo que parece ignorar la alcaldesa de Pánuco es que el gobernador Duarte tiene una radiografía muy exacta de cómo están los equilibrios entre los grupos políticos y de poder en ese infierno huasteco, y qué aspirante a la diputación federal les puede garantizar un triunfo rotundo e inobjetable al PRI y a su candidato presidencial en el 2012, sin tener que echar mano de los escasos recursos que dispone la endeudada administración estatal.
Si de ser legisladora se trata, la señora Pazzi bien podría aguardar al año 2013, cuando se elijan los 50 diputados a la LXIII Legislatura del Congreso local.
A ver si es cierto que gana.
El couch de Manzur
En la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) suelen ocurrir milagros.
Al menos en la Subsecretaría de Ingresos, a cargo del cordobés José Antonio Manzur Beltrán, les da por rendir culto a “muertos políticos” estrepitosamente caídos al inicio del duartismo.
Y es que cuentan que no solo el espíritu de Ranulfo Márquez Hernández sigue muy presente en esa importante área de la Sefiplan, sino también todo el séquito de ex colaboradores muy allegados a quien en marzo de este año le tuvo que entregar forzadamente la presidencia del CDE del PRI a Héctor Yunes Landa para luego irse prácticamente exiliado como delegado del CEN priista al vecino estado de Puebla por su errónea actitud de no alinearse a tiempo al proyecto sucesorio y a la candidatura más que cantada de Javier Duarte de Ochoa.
Pero como dijo el beato Papa Juan Pablo II en su quinta y última visita a México – “Me voy, pero no me voy; me voy, pero no me ausento; me voy, pero de corazón me quedo..”–, así el ex aspirante del PRI a gobernador sigue muy presente en el feudo de Manzur Beltrán, donde dejó enquistados como administrador de la Subsecretaría de Ingresos a Gerardo Yong Ruiz, quien ocupó el mismo puesto con él durante el sexenio anterior en la Secretaría de Protección Civil; a Armando Florescano junior, quien ahora despacha como ¡jefe de asesores del subsecretario de la Sefiplan!, y hasta a su ex secretaria particular Luzeldy Angélica Mora, quien sigue ejerciendo las mismas funciones con el empresario cordobés.
¿Qué puede unir a Manzur con “Tonicho” Márquez? Obviamente no es la estrecha amistad con el gobernador Duarte que sí tiene el alto funcionario de la Sefiplan.
Según se sabe, el subsecretario de Ingresos se deja “couchar” por Ranulfo porque a ambos les apasiona el llamado “rey de los deportes”; Manzur es socio del club de beisbol “Águila” de Veracruz y Márquez estaba ligado a los “Petroleros” de Minatitlán.
Ya se verá qué tan buen mánager es “Tonicho”.
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