Hitler creía que la plaga gitana era una amenaza, y no estaba solo. Desde hace siglos, muchos han creído y siguen creyendo que esta raza de origen oscuro y oscuro color llevan el crimen en la sangre: siempre malditos, vagabundos sin más casa que el camino, violadores de doncellas y cerraduras, manos brujas para la baraja y el cuchillo.
En una sola noche de 1944, dos mil ochocientos noventa y siete gitanos, mujeres, niños, hombres, se hicieron humo en la cámara de gas de Auschwitz.
Una cuarta parte de los gitanos de Europa fue aniquilada en esos años.
Por ellos, quien preguntó?
Eduardo Galeano, Espejos
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