Soledad Atzompa, Ver.- Los abusos que cometen elementos de la policía estatal en contra de indígenas de la sierra de Zongolica están creando un clima de hartazgo social y rechazo, “nadie nos va a convencer de que sigamos agachando la cabeza para seguir soportando humillaciones. La paciencia tiene un límite”.
En este sentido, Julio Atenco Vidal, dirigente de la Coordinadora Regional de Organizaciones Indígenas de la Sierra de Zongolica (CROISZ), plantea las condiciones en las que se encuentran los pueblos indios “en materia de represión –cita–, pero hay que recordar, dice, que en junio del año 1997 el pueblo nahua de Soledad Atzompa se rebeló de igual manera, que ahora nosotros y hasta el día de ahora la policía del estado respeta su autonomía como pueblo indígena”.
De hecho, una de las propuestas que se expone es la creación de métodos propios de vigilancia, “se ha demostrado que con la policía comunitaria y las autoridades comunitarias se garantiza condiciones de paz y de tranquilidad social tan necesarias para que un pueblo pueda prosperar. La vida y las relaciones comunitarias es el elemento más importante para impedir la existencia de delincuencia organizada”.
Sin embargo, precisa: “no queremos vivir en conflicto permanente con la policía estatal, pero no volveremos a agachar la cabeza dócilmente. No somos rebeldes sin bandera. Queremos y necesitamos una buena policía respetuosa del ciudadano, hombre o mujer, colaboradora con nuestras autoridades y que nos inspire respeto y seguridad. Este tipo de policía debe organizarse con nuevos elementos capacitados y profesionales.
Es decir, narra una serie de acciones que se presumen violatorias a la ley y que caen en la extorsión de parte de los policías estatales. “Hay policías que fabrican delitos para extorsionar a nuestros compañeros, por ello es necesario que haga una depuración en la delegación de Ciudad Mendoza”.
Pero, advierte: “mientras no se hagan dichos cambios no queremos ver a las patrullas en nuestro territorio comunitario y podríamos volver a ejercer nuestro derecho inalienable de soberanía popular. Además, es necesario que se eliminen las prácticas de extorsión, los abusos y maltratos físicos y a nuestra dignidad por parte de los elementos policiacos y se restablezca su función pública para que de verdad esta corporación salvaguarde la seguridad pública y ciudadana en nuestra zona de montaña del municipio de Nogales, Mariano Escobedo y Maltrata.
Incluso, se plantea la firma “de un pacto público de unidad y coordinación con las autoridades comunitarias y el pueblo campesino e indígena de los municipios ya citados. Y de paso, precisa, “se haga lo necesario para que en consulta con la sociedad sus organizaciones y autoridades locales se defina una política pública en materia de seguridad pública que sancione severamente la corrupción e impunidad en la corporación policiaca y se eleve a rango de ley la participación ciudadana no corporativa y sí representativa desde la comunidad agraria o urbana”.
Pero hay un factor primordial que incrementa el hartazgo social en la zona indígena, “los operativos ordinarios son los que han llevado al hartazgo a nuestro pueblos, deberán ser públicos, mientras la secrecía de las acciones lo siga permitiendo, pero invariablemente deberán coordinarse con nuestras autoridades comunitarias antes o después de las acciones para certificar que se cumple con una función pública de beneficio para la población”.
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