lunes, 13 de febrero de 2012

La guerra que Calderón ya perdió con Peña Nieto

http://mexico.cnn.com/media/2012/02/09/enrique-pea-nieto-y-cavazos-tamaulipas.jpg

Dos informes de la agencia de inteligencia Stratfor, uno detrás del otro, lo ponen claro.

• El primero dice que el gobierno de Felipe Calderón intentará utilizar la información que tiene sobre supuestos vínculos del PRI con el narco para bajar a Enrique Peña Nieto. “Que las instituciones respondan en última instancia al PAN para implicar al PRI […] no debería ser una sorpresa”, dice, y agrega: “Es probable que el PRI tenga contacto regular en algún nivel con el crimen organizado. Es probable que revelar estas actividades cuestionables no sea especialmente difícil para el PAN. Y como el PRI le lleva por un amplio margen en las encuestas, el PAN va a utilizar casi cualquier ventaja que tiene para socavar Peña Nieto”.

• El segundo reporte de Stratfor complementa al anterior. Dice que existe la sospecha de que el gobierno federal busca capturar en los siguientes meses a Joaquín “El Chapo” Guzmán para mejorar la posición del PAN en las encuestas. “Pero es muy difícil que este hecho, que se rumora en distintos niveles de la sociedad mexicana, pueda impactar favorablemente al partido en el gobierno”.

Stratfor dice que una de las razones por las que difícilmente el PAN podrá obtener ganancias con la utilización política de la guerra contra las drogas, es porque ha perdido credibilidad frente a los votantes.

Tiene razón: Felipe Calderón está ya por debajo del 50% de aprobación, según Consulta Mitofsky con datos de febrero de 2012. Y la suma de los últimos 11 años es en realidad una resta: corrupción, crecimiento económico mediocre y 50 mil muertos hunden al PAN.

Pero además, Calderón perdió otra guerra con Peña Nieto y con el PRI: la guerra de lodo. ¿Por qué? Porque el Presidente socavó durante cinco años a las autoridades policiacas del país, y ahora han perdido credibilidad.

Un ejemplo claro como el agua, está en Veracruz. Javier Duarte no ha podido siquiera comprobar de dónde sacó los 25 millones de pesos que le decomisaron. ¡Ni siquiera ha comprobado de qué cuenta! En casi cualquier democracia, Duarte estaría preso por posibles vínculos con el crimen organizado, por corrupción o por malversación de fondos. Pero no. Está libre y acusa a la PGR de querer involucrarse en el proceso electoral de 2012. Como decimos los rancheros, básicamente –discúlpenme el lenguaje– se la han pelado. ¿Por qué? Porque Calderón ha desprestigiado a la PGR, e incluso a las Fuerzas Armadas.

26 de mayo de 2009. “Michoacanazo”. Antes de las elecciones federales, 11 presidentes municipales, 16 altos funcionarios y un juez de Michoacán, casi la mayoría miembros de la oposición, fueron detenidos por la Policía Federal y por el Ejército mexicano. Todos están libres.

25 de mayo de 2010. Gregorio Sánchez Martínez es detenido por agentes de Genaro García Luna por supuestos vínculos con el crimen organizado. Era candidato a la gubernatura de Quintana Roo por el PRD. Está libre.

4 de junio de 2011. Jorge Hank Rhon es detenido por el Ejército en su residencia de Tijuana con 88 armas de fuego entre largas y cortas y más de 9 mil cartuchos. Era precandidato natural del PRI a la gubernatura por Baja California. Ahora no lo es, pero está libre.

Eso, y los montajes de Genaro García Luna (los casos de Florence Cassez, de los periodistas “liberados” en La Laguna, etc.) han dejado a Calderón sin autoridad moral para actuar… aunque tuviera la razón.

Los ex gobernadores de Tamaulipas Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Eugenio Hernández Flores, ¿están involucrados con el narco? Probablemente sí, probablemente no. Pero la sola acusación, que supuestamente viene de la DEA pero que las autoridades federales han dejado correr, genera sospechas.

¿Javier Duarte está lavando dinero para la campaña de Peña Nieto? Sí, o no, o quién sabe. Pero la acusación genera sospechas.

¿El PRI buscará un acuerdo con los narcotraficantes? Quizás sí, quizás no, pero esa acusación, que Calderón lanza de manera velada un día sí y el otro también, huele sospechosa.

Y la culpa la tiene Calderón, la tienen sus operadores.

Porque utilizó –utilizaron, y allí están los ejemplos– de manera sospechosa a las fuerzas federales en tiempos electorales, hasta someterlas a un desgaste sin precedentes.

Y niéguemelo: Si decomisaran una tonelada de cocaína y cien millones de dólares en un avión a nombre de Peña Nieto, con sus hombres más cercanos a él arriba y hasta con propaganda del PRI en los asientos, ¿usted le creería a las autoridades? Aunque fuera verdad, aunque estuvieran allí todas las evidencias y hubiera agravantes, ¿usted le creería a Calderón?

Así de desgastado está. Así de desgastado dejará, esta Presidencia, al sistema de justicia de México.

Una pena.

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