Las casas caen del cielo? La pregunta es pertinente, porque todo parece indicar que Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray pretenden hacernos creer que sus casas les llegaron por arte de magia.
Sus coartadas han resultado todo un
fiasco. El último subterfugio del Secretario de Hacienda fue declarar
que su casa la compró con obras de arte.
La versión es inverosímil y se cae por sí
sola. Pero démosle el beneficio de la duda al funcionario del gobierno
de Peña Nieto que sigue los pasos de su jefe en torno a las
justificaciones sobre las suntuosas mansiones de su propiedad.
¿Cuántos Picassos se necesitan para pagar
una casa? El Señor Videgaray dice que pagó su casa con tres obras de
arte, pero no nos desvela los pintores, ni los precios de las obras.
Tampoco nos cuenta cuánto le costaron cada uno de los cuadros,
simplemente argumenta que él pagó su casa con tres obras de arte que le
“regalaron”. Muy conveniente y sospechoso. ¿No creen?
Como funcionario, Videgaray está obligado
a transparentar la operación opaca de la compra de su casa de Malinalco
que le costó casi 7.5 millones de pesos. Para los mexicanos no es
suficiente su explicación: “me regalaron tres obras de arte” y con eso
pague mi casita. Eso no es serio, ni profesional, ni aceptable.
La primera mentira de Videgaray ha salido a la luz pública. La agencia de noticias Bloomberg
desveló que según documentos en su poder, Videgaray completó la compra
de su casa después de asumir el cargo de Secretario de Hacienda.
No fue eso lo que nos dijo en marzo
pasado cuando estalló el escándalo de la casa blanca de Peña Nieto y la
suya de Malinalco construidas por el Grupo Higa beneficiario del
gobierno con jugosos contratos públicos. Su declaración fue: “No hubo
conflicto de interés, cuando se hizo el trato yo no era funcionario
público”.
Mentira. Si era funcionario público y el
cheque de 500 mil dólares que entregó, además de las tres obras de arte,
fue fechado el 31 de enero de 2014, pero extrañamente, cobrado casi un
año después, unos días antes de que fuera publicado un informe sobre los
supuestos turbios negocios del secretario de Hacienda con el ahora
multimillonario empresario Juan Armando Hinojosa.
Preocupado, Videgaray convocó a
conferencia prensa para decir que la operación fue hecha “conforme a la
ley” y que los documentos del caso “están abiertos para el escrutinio
público”. La pregunta inmediata es ¿por qué no hace públicos esos
documentos?.
Al contrario, cuándo un periodista le
preguntó que con cuáles obras de arte había pagado su casa. El
Secretario de Hacienda contestó diciendo que no iba a contestar
preguntas. ¿En qué quedamos? ¿Es transparente o no es transparente la
sospechosa compra de su casa?
Videgaray asegura que esas tres obras de
arte estaban valuadas en 2.45 millones de pesos. Pero no nos dice quién
se las valuó, y lo más grave, no nos informa quién se las regaló.
Videgaray no es el único que ha mentido
diciendo que compró su casa antes de que se le designara secretario de
Estado, también lo hizo el Secretario de la Función Pública que
supuestamente lo investigó y lo exoneró, el señor Virgilio “Ricitos”
Andrade, conocido mejor como el bufón del gobierno de Enrique Peña
Nieto.
Según “Ricitos” Andrade, Videgaray compró
su casa antes de convertirse en funcionario federal y por tanto no
estuvo involucrado en el otorgamiento de los jugosos contratos que
obtuvo la constructora de su casa, el Grupo Higa. Pues bien, ahora
sabemos que eso es falso.
Las evidencias colocan en un lugar
sumamente vergonzoso al Secretario de Hacienda. Lo exhiben como parte de
la trama de corrupción que favorece a ese pequeño grupo de amigos y
socios comerciales en el que está incluido el famoso Grupo Higa.
A la pregunta si ¿las casas caen del
cielo?, la respuesta es simple: en México, son regaladas a los
funcionarios del gobierno, a cambio de jugosos contratos públicos. El
Grupo Higa ha obtenido cerca de 2 mil millones de dólares en 80
contratos con el gobierno de Peña Nieto.
¿Alguien tiene alguna duda del conflicto de intereses entre Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray y el Grupo Higa?
La enorme fortuna del empresario Juan
Armando Hijonosa Cantú empezó con el Grupo Atlacomulco en 1980 y los
contratos obtenidos en el estado de México, primero con Arturo Montiel y
luego con Peña Nieto.
Existe una larga tradición de corrupción
de la clase política mexicana. Solamente hay que recordar como se hizo
el hombre más rico del mundo. La historia de Carlos Slim y su imperio
está vinculada a Carlos Salinas de Gortari y su generosa venta de Telmex
al ahora multimillonario mexicano, cuyos orígenes ya casi nadie los
recuerda.
Luis Videgaray cargará con la sombra de
la corrupción. Su casa de Malinalco ya fue señalada. Más le valiera
venderla como lo hizo Angélica Rivera, no solamente por aquello de las
malas vibras, sino para deshacerse del cuerpo del delito, aunque en
México, los funcionarios pueden tener flagrantes casos de “conflicto de
intereses” y no pasa nada. La impunidad está garantizada e
institucionalizada para los corruptos. El escarnio social, no.
Twitter: @SanjuanaMtz