domingo, 26 de julio de 2015

El mundo color de rosa de Javier Duarte

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 Luis Velázquez
 
Veracruz, 26 de julio de 2015.-Si el ciudadano ha tenido la paciencia de Job y el hígado priista de seguir los discursos de Javier Duarte habrá percibido que de tanto hablar se contradice a sí mismo.

Y/o, en todo caso, termina hablando sin ton ni son, como si padeciera, digamos, Alzheimer político, y/o en todo caso las neuronas se le estuvieran desprendiendo de manera peligrosa, creando, incluso, un mundo color de rosa ajeno a la realidad.
Por ejemplo:
El viernes 24 de julio, 2015, en el aeropuerto de El Lencero, en Emiliano Zapata, fue entrevistado y ahí acuñó la siguiente frase bíblica:
No es tiempo, dijo, de hablar de los candidatos a gobernador, pues todavía está pendiente el pasado proceso electoral, el del 7 de julio, de los diputados federales, donde por cierto un trío de barbies (Elizabeth Morales, Ana Guadalupe Ingram y Carolina Gudiño) fueron derrotadas, digamos, como parte de la justicia divina que solita aplica.
Habría de referir, no obstante, que la respuesta del señor Duarte se debió a una pregunta incómoda de si Héctor Yunes Landa y Gerardo Buganza Salmerón eran sus gallos, tal cual como en el imaginario colectivo lo tiene amacizada la población electoral de Veracruz. (Imagen, sábado 25 de julio, 2015, Leticia Rosado)
Y, bueno, si el señor Duarte asegura que hoy, 26 de julio, todavía no es tiempo de hablar de los candidatos habría de refrescarle la memoria con sus declaraciones y actitudes pasadas.
Una. En el año 2011, dijo que desde el 1 de diciembre, 2010, estaba formando al sucesor.
Se refería así a su compadre querido Salvado Manzur Díaz, su favorito para el trono imperial y faraónico, descarrilado por su lengua cuando descubrió que los programas sociales de la SEDESOL federal significan oro molido para ganar elecciones.
Descarrilado Manzur, el candidato favorito del señor Duarte fue su Celestino, Fernando Chárleston Hernández, a quien ungió secretario de Finanzas y Planeación y sólo duró once meses porque de pronto, él mismo lo ha revelado, varios secretarios del gabinete legal duartista pidieron su renuncia a partir de su intento por apretar tuercas y meter orden administrativo para evitar el colapso financiero que ahora padece la SEFIPLAN.
Entonces, entró al relevo Alberto Silva Ramos como el favorito del señor Duarte y nunca, jamás, pudo levantar en la tendencia de la encuesta histórica.
Así, en su hándicap electoral apareció el senador Héctor Yunes Landa, consciente y seguro el señor Duarte de que es el único que derrotaría en las urnas a su primo hermano, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, si sale candidato, pues el resto (Gerardo Buganza, Renato Tronco, Tomás Ruiz González, Juan Bueno Torio y hasta Pepe Yunes Zorrilla) ninguna posibilidad tendrían.
Es decir, que el mismo señor Duarte ha estado jugando con el escenario político de promover a su candidato a gobernador, cuando, oh paradoja, en el discurso de Emiliano Zapata aseguró que no es tiempo.
Por eso mismo quizá convendría que un neurolingüístico averigüe el estado de salud de Duarte para determinar su congruencia, dada su bipolaridad.
Sería interesante conocer, medir, calibrar las reacciones de quienes escuchan y/o ven por la televisión el discurso del gobernador para ver si cala hondo en las neuronas, el corazón y el hígado de la población electoral para saber, en todo caso, si tiene sentido que continúe hablando.
Y más porque el mundillo priista cercano sólo busca ensalzar y halagar a Duarte para quedar bien y, de paso, conseguir privilegios y canonjías.
LOS HECHOS, ÚNICO AVAL DE UN POLÍTICO
Dos. Pero, además, si aún no es tiempo de hablar de candidatos a gobernador, entonces, caray, muchas dudas quedan sembradas, entre ellas, las siguientes:
¿Por qué Duarte destapó ante 30 mil evangélicos en el estadio de fútbol Luis “Pirata” de la Fuente, al senador Héctor Yunes como su favorito a la gubernatura?
¿Por qué Duarte destapó a Héctor Yunes como su favorito a la gubernatura en la feria ganadera de Ilang Ilang donde juntos cortaron el listón?
¿Por qué Duarte sentó a la diestra a Héctor Yunes en la cometilona con los 16 diputados federales electos efectuada en un restaurante jarocho?
¿Por qué Duarte avaló a Héctor Yunes como su favorito en el segundo informe senatorial en el WTC de Boca del Río, sentado en primera fila al lado de su esposa, la presidenta del DIF, y en donde Yunes Landa se le tiró al piso en señal de gratitud?
¿Por qué Duarte prestó las instalaciones del gobierno de Veracruz a Yunes Landa para los más de cien anuncios espectaculares que todavía ahí continúan de norte a sur y de este a oeste?
¿Por qué la dirección de Comunicación Social del duartismo operó la publicación de una encuesta que daba por puntero en el carril electoral a Yunes Landa camino a la candidatura a gobernador?
La declaración de Duarte en el aeropuerto El Lencero se contradice por completo con los hechos anteriores.
Y más, mucho más, a partir de que, bueno, en su relación institucional tuvo una merienda con Héctor Yunes y Manlio Fabio Beltrones y, al mismo tiempo, publicitó la fotografía, enviando así un mensaje críptico, abierto y manifiesto a la población electoral.
Tres. Si todavía no es tiempo de hablar de candidatos a gobernador, entonces, resulta extraño y raro el destape de Gerardo Buganza Salmerón como candidato independiente desde el palacio de gobierno de Xalapa y transmitido desde TVMás, la televisora oficial.
Por eso, convendría preguntarse si el señor Duarte cree que todavía existan ciudadanos que creen en su discurso.
Pero además, sería interesante determinar su estado de salud política.


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