lunes, 21 de septiembre de 2015

Al presidente del PAN, @RicardoAnayaC, le "donaron" una casa de 5 millones. Igual que Peña.

Ricardo Anaya, presidente del PAN. Foto: Benjamin Flores 

 Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN, es visto como una persona desleal (le dio la espalda a los dos políticos que impulsaron su carrera: Francisco Garrido Patrón y Gustavo Madero), pero ahora, además, ha empezado a llenar los puestos directivos del blanquiazul con personajes de mala fama, señalados por actos de corrupción. La propia reputación del dirigente panista está en entredicho mientras no aclare a satisfacción el uso de los mil millones de pesos del Programa de Acción Comunitaria que manejó en Querétaro.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Ricardo Anaya no sólo terminó de mala manera con Gustavo Madero, quien lo encumbró como presidente del Partido Acción Nacional (PAN), sino con el otro impulsor de su vertiginoso ascenso político: Francisco Garrido Patrón, exgobernador de Querétaro.
Con Garrido, Anaya vivió una década en la cúspide del poder: fue funcionario juvenil municipal de la capital queretana y luego, durante un sexenio fue el poderoso secretario particular del gobernador; como tal manejó los mil millones de pesos del Programa de Acción Comunitaria (PAC) para repartir entre los pobres los dos años previos a las elecciones.
Y aun cuando el PAN perdió el gobierno estatal en 2009, de cuya derrota fue responsable como coordinador general de la campaña, Anaya garantizó su futuro como diputado local plurinominal, coordinador de la bancada y –ya distanciado de Garrido Patrón– presidente estatal de su partido.
Lo que sí hizo Anaya fue estrechar su relación con la exesposa de Garrido Patrón, Marcela Torres Peimbert, senadora desde 2012 e integrante del órgano electoral que organizó la elección interna en la cual resultó electo.
Pero Anaya no sólo está asociado a la deslealtad, sino a señalamientos de corrupción.
Luego de su paso por el gobierno, Anaya acumuló un patrimonio de más de 10 millones de pesos: En enero de 2011 tenía cinco millones 800 mil pesos en cuentas bancarias y valores bursátiles, así como una casa de 521 metros cuadrados valuada, según él mismo, en 4 millones 300 mil pesos.
Un dato curioso: Anaya no compró la residencia con su dinero, sino –en un caso parecido al de Enrique Peña Nieto– la recibió en “donación”, en marzo de 2005, según declaración patrimonial que rindió al iniciar el cargo de subsecretario de Turismo, en 2011, y que ocultó al año siguiente.
Y es que, desde que manejó los mil millones del PAC –para repartir materiales de construcción, insumos de mejoramiento urbano y hasta tinacos–, ha estado bajo sospecha de haberse beneficiado ilegalmente de esos recursos.
El senador con licencia Francisco Domínguez Servién –ahora gobernador electo de Querétaro– aludió a ese tema en 2013, cuando Anaya y el también diputado federal Marcos Aguilar, alcalde electo de Querétaro capital, lo criticaron por el manejo de recursos como tesorero del Senado, en el contexto del choque entre Madero y Ernesto Cordero.
“Marcos Aguilar habla de transparencia y Ricardo Anaya que manejó mil millones del PAC, que transparenten los recursos de diputados federales (sic)”, escribió Domínguez en su cuenta de Twitter.
Otro ejemplo: la exdiputada federal Raquel Jiménez Cerrillo, compañera de bancada de Anaya, declaró públicamente que éste se fue de Querétaro “huyendo de unos periodicazos” sobre el manejo supuestamente irregular de los mil millones del PAC.
La sospecha se robusteció cuando, en 2011, fue detenido el defraudador Javier Bosque Urquiza, quien aseguró que Anaya, siendo secretario particular de Garrido, “me prestó 8 millones de pesos, parte en cheque y parte en efectivo”, pero sólo le devolvió “como 800 mil”.
Anaya publicó un desplegado para decir que sólo le entregó 800 mil pesos para invertir y que esa cantidad le fue devuelta en diferentes fechas.
Apenas en enero de este año, cuando como presidente interino usó los tiempos oficiales del PAN para promoverse con la bandera de la anticorrupción, un grupo de prominentes panistas de Querétaro emitió un comunicado para contradecirlo.
“Ricardo Anaya se autopromueve como paladín de la lucha anticorrupción, pero quienes lo conocemos sabemos que es sólo un discurso muy lejano de actos concretos de congruencia. Su proceder, por el contrario, es testimonio del uso de las instituciones para beneficiarse a sí mismo”.
(Fragmento del reportaje que se publica en la revista Proceso 2029, ya en circulación)

viernes, 18 de septiembre de 2015

Un estado llamado GuerraCruz


 Rubén Espinosa Becerril 


No hay peor circunstancia que puede vivir un egresado de cualquier carrera profesional, que el considerar la posibilidad que al ejercerla, pueda causarle la muerte. Nadie estudia para estar constantemente en peligro, ni mucho menos, sufrir un hostigamiento persistente como el que viven los periodistas en el estado de Veracruz; por el simple hecho de realizar su trabajo. Lo que vivió el fotoperiodista, Karlo Reyes el día del Grito, se puede considerar como una situación muy emblemática, sobre todo, cuando proviene de quienes se encuentran en una frontal guerra con la prensa considerada “nociva. Insisten en negar sus actos, insisten en criminalizar a las víctimas, insisten en difamarlos argumentando que la prensa está llena de alcohólicos, delincuentes, drogadictos. Insisten en ver su propio reflejo en otras personas.
“En mi país, ser considerado periodista crítico para el gobierno, es padecer de la censura informativa que el hecho conlleva; estar constantemente multado y hasta ser detenido brevemente a causa de la “Ley Mordaza” que se aprobó recientemente en España (…) Pero jamás se puede considerar la posibilidad de ser golpeado o en el peor de los casos, asesinado, como sucede en México y sobre todo en el estado de Veracruz” expresó Hugo A. fotoperiodista de Madrid quien visitó el estado hace unos meses y tuvo la amabilidad de brindar su punto de vista de la situación que vive el estado.
El fotógrafo madrileño indicó en entrevista, que uno de los aspectos que más le habían impresionado a su llegada al estado de Veracruz, era ver a la policía encapuchada y totalmente armada recorriendo las calles, en patrullas tipo tanques que sólo son utilizados en los países en guerra. 
“No podía dar crédito al hecho que en la calles del puerto, que las corporaciones policíacas vigilaran las calles en esa forma (…) Sorprende y causa una sensación de inseguridad para quienes visitamos la ciudad, porque da la impresión que en cualquier momento se puede quedar uno atrapado y estar en el lugar y el momento menos indicado (…) Nadie quiere estar en medio de una balacera” criticó.
Además, vio con más sorpresa que los ciudadanos que viven en este estado, ya ven con “normalidad” algo tan alarmante y peligroso. “Mi reacción inmediata fue observar a mi alrededor, ver a la gente, quienes caminaban con naturalidad, no se sentían incómodos pasar a un lado de un convoy de “guerra”, no se sentían temerosos”.
El fotoperiodista, contó que dicha acción en Europa jamás la viven. Documentó que sólo lo ha visto en las coberturas que ha realizado en países que se encuentran en guerra, “Pero México, ni Veracruz están en guerra” dijo impresionado.
Más impresionante es luego entonces, que el gobierno del estado emita mensajes triunfalistas cuando la realidad en el estado es realmente otra. El constante hostigamiento a la prensa incómoda, su enfermizo afán de pretender “controlarla” a golpes o instaurando miedo. El mundo entero se encuentra con los ojos puestos en la situación que padece el periodismo en Veracruz. Artistas, intelectuales, ONG’s, medios de comunicación tanto internacional como nacional, viven monitoreando la situación de la prensa crítica veracruzana. Pero al parecer quienes se encuentran en el poder, este hecho no les interesa ya. Se saben “quemados” internacionalmente y también está consciente quien ocupa la principal silla de este gobierno, que su vida política de microondas ha acabado.
El fotoperiodista, Felyx Márquez, derivado de las constantes amenazas, decidió autoexiliarse en Chile. Temía por su vida, pues luego de su constante participación en las manifestaciones de los 14 periodistas asesinados, expresó que mantenía una insistente “sombra” que lo perseguía a todos lados. Sujetos extraños, pero con características similares a quienes perseguían a Rubén Espinosa Becerril en la ciudad de Xalapa y lo cual provocó que se exiliara en el Distrito Federal.
También está el aviso de muerte a Claudia Guerrero Martínez. Una carta llegó a su domicilio, en la cual la amenazaban ser la siguiente periodista asesinada. Un acto cobarde, pero que de la cual ya realizó la denuncia pertinente y en donde supuestamente el gobierno estatal se encuentra “tenazmente” investigando.
Verónica Danell también alertó el día de ayer sobre el hostigamiento realizado por unos hombres, quienes se encuentran merodeando su domicilio. Toda una semana llevan vigilándola, se paran enfrente de su puerta, enfrente de su calle. Los vecinos ya están intranquilos y la alertaron. Esperemos que también las autoridades hagan lo propio para brindarle la debida protección a la colega.
Las autoridades pretenden callar lo inevitable. En el supuesto caso que consiguieran censurar a todos los medios de comunicación existentes en el estado. Los ciudadanos cuentan con un espacio de vital importancia y que se ha convertido en su tribuna, en su fortaleza: las redes sociales. No se puede tapar el sol con un dedo y en vez de pretender coaptar la información difundida en los medios, mejor deberían de dedicarle un poco de tiempo a terminar con dignidad este sexenio, haciendo su trabajo: gobernar y dar resultados.
 

domingo, 6 de septiembre de 2015

El Niño Fidencio, el taumaturgo del fanático Pepe Cadena...




El Niño Fidencio comenzó a hacerse conocido muchos años después de la santa de Cabora. Ya había transcurrido la revolución; eran los tiempos de la posrevolución y la persecución religiosa. Aunque desde pequeño el Niño dio muestras de ser vidente, fue hacia 1925 cuando Fidencio, instalado como peón en la hacienda El Espinazo, Nuevo León, empezó a curar ovejas, a recetar, secretamente, a las familias del rancho infusiones con hierbas de la región y a atender partos. Todo había comenzado, señala Laura Riley, cuando el Niño, en una ocasión en que fue corrido de la hacienda, después de llorar mucho “oyó una voz que le dijo: Fidencio, no llores, que vas a recibir el don que mi padre celestial te ha dado; tú serás el doctor de los doctores y todas las enfermedades que mi padre ha mandado tú las curarás con puras hierbitas del campo que a ti te gusten, las cocerás y esa será la medicina para todas las enfermedades. Desde entonces, el Niño estaba convencido de que curaba por mandato divino.
Cuando se hizo realmente conocido fue cuando curó a los mineros mutilados por un accidente de trabajo. En 1927 logró sanar de un dolor al dueño de la hacienda que le prometió regalar(le) una propaganda en todo el mundo (para) que sepan lo que tú eres. Para ello mandó sacarle una fotografía que reprodujo y distribuyó por miles. Ahí nació también la afición del Niño por ser fotografiado y por preparar de manera cuidadosa las escenas y poses cuando era retratado.
El Niño también era espiritista, al parecer por influencia del dueño de la hacienda. Pero era sobre todo un curandero milagroso y tenía poderes adivinatorios. Operaba con pedazos de vidrio, extraía muelas, hacía amputaciones, daba masajes, tomaba el pulso; en sus curaciones recurría a brebajes, pomadas, cánticos, oraciones y rituales, usaba la herbolaria y, para las enfermedades de los nervios, daba golpes y sustos a sus pacientes. Ya famoso, daba todos los días la bendición a los presentes en El Espinazo, ofrecía café, empezaba a curar y a dar de comer a los enfermos; en la noche, después de cenar reiniciaba las curaciones hasta las seis de la mañana. Aunque mantenía una relación muy ambigua con las mujeres, siempre estaba rodeado de ellas.
En poco tiempo, la estación del ferrocarril se llenó de puestos de comida para los miles de peregrinos que acudían a El Espinazo en busca de curación. Ese inhóspito lugar, dice Riley, dejó de ser “un pedazo olvidado de tierra pobre y estéril (para) convertirse en ‘La Meca de los dolientes’, en verdad, había crecido una ciudad en torno al culto al Niño. Un árbol de pirul, muy cerca de la estación de ferrocarril donde Fidencio recibió una revelación, se convirtió en lugar santo, siempre lleno de exvotos y ofrendas, ritual que persiste en la actualidad”.
En 1928, a la estación de ferrocarril con que contaba la hacienda llegaban “los vagones abarrotados de personas enfermas… a quienes… no les importaba pasar penurias en aquel desértico lugar de Espinazo donde se encontraba el Niño Fidencio”. Ese mismo año fue la consagración definitiva. En medio del conflicto religioso más grave con la Iglesia católica llegó a visitarlo, también en tren, el presidente Plutarco Elías Calles, lo que catapultó aún más la fama del Niño.
De acuerdo con Berlanga, Fidencio impartía sacramentos y, en vida, empezó a tener fama de santo y él mismo se sentía santo. La fama del Niño se extendía a los indios estadunidenses que acudían a visitarlo. En el sur de Texas, en especial, acumuló infinidad de seguidores. Como la santa de Cabora, fue un taumaturgo que en vida recibió un amplio reconocimiento y logró tener dimensión no sólo fronteriza sino trasnacional.
El Niño recibió, durante años, la atención de la prensa escrita y, sobre todo, fue muy fotografiado. Le gustaba ser retratado en traje de montar o con una cruz o con los ropajes de la Virgen de Guadalupe, pero también con los pacientes a los que curaba. En la prensa se hablaba de él a favor y en contra. Las notas y fotografías de Fidencio se reproducían, de manera incesante, en periódicos de diferentes lugares de la República. Fue, dice Monsiváis, un ídolo de multitudes.
Cinco años después de la muerte del Niño, en 1938, comenzó a celebrarse la fiesta del Niño, el 17 de octubre, fecha que corresponde a su natalicio, ceremonia que ya se le hacía en vida y persiste hoy. La devoción a Fidencio, siempre rechazada por la Iglesia católica, se sigue trasmitiendo de generación en generación en poblaciones del noreste y centro de México y en Texas. Así, cada octubre, dice Laura Riley, El Espinazo se convierte en un campo de cuerpos dolientes, de peregrinos en busca de curación.
Paradójicamente los taumaturgos reciben mucha atención en vida, pero no logran el reconocimiento de santidad que les atribuye el pueblo; por el contrario, los transgresores, como Juan Soldado (Tijuana), Jesús Malverde (Sinaloa) y el Tiradito (Tucson) encuentran amplio reconocimiento y santidad en términos populares, después de muertos.

TAMALIN, EL GABINETE DEL CACIQUE...

ANDRES RAMOS REYNO – PRESIDENTE Va por su segunda Administración en el Municipio, como  Pedro Garcés Marcial y Lerdo Ferrer; han gobe...